jueves, 10 de febrero de 2005
Hoy hemos estado en una fiesta más en el Instituto Norteamericano, esta vez con motivo de San Valentín. Después fuimos al bar del Serranito a comer, y allí tuve noticias de Cristina. Es curioso como incluso a ella, que debería gozar de la Felicidad Absoluta al ser funcionaria, le puede visitar la desgracia (accidente de coche, lejanía de su familia y de su novio). Una vez más me acuerdo de mí mismo, y de cómo el hecho de ser Absolutamente Feliz implica que la probabilidad de que la desgracia te visite aumente exponencialmente con el tiempo, con lo que ¿Alguna vez se puede ser Feliz de forma Absoluta?
