martes, 26 de diciembre de 2006
Alimentando mi certeza

Seguro que os ha pasado muchas veces.
¿No te ha pasado alguna vez que has visto a una persona y desde el primer instante sabías que era tu pareja ideal? ¿Que desde el principio, antes de saber ni siquiera cómo se llamaba sabías que congeniarías a la perfección? ¿Que os gustaban las mismas cosas, que viajar, ir a la playa, cenar o hacer deporte o simplemente estar en casa juntos el fin de semana sería sinónimo de diversión y bienestar asegurados? ¿Qué a medida que os ibais conociendo no hacía más que confirmarse esa certeza? ¿Que no hacía falta que te contara cómo era? ¿Que antes de que te confirmara detalles sobre su persona tú ya los sabías?
A mí sí.
Lo que no sé si te pasará a ti también es que SIEMPRE, al final, en el último instante, se confirma que todo eran fantasías; esa historia era imposible, y la ilusión alimentada durante años, se derrumba.
A mí me ha pasado, que después de tres (3) años alimentando mi certeza, una simple frase dejada escapar inocentemente, casi sin darle importancia, ha derrumbado todos esos cimientos. Con una frase demoledora, mucho más que las odiosas, arrolladoras y macrodestructivas “
Podemos ser amigos” o “
¿Está dentro?” Un simple:
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Es que mi novio…
Claudio ::
martes, 26 de diciembre de 2006 a las 9:16 p. m. ::

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