sábado, 1 de octubre de 2005

Esta semana ha sido tranquila porque sólo he tenido que estudiar, sin clases, pero sí he tenido que hacer varios recados.
El jueves fue el día en que mis neuronas procesaron más instrucciones por unidad de tiempo a lo largo de la jornada. Por la mañana terminé el proceso de inscripción en las oposiciones. Ahora sólo queda esperar a que salgan las primeras listas para asegurarme de que toda la documentación y los datos son correctos. No creo que haya problemas.
A eso de las 12, empezó el
macrobotellón de Reina Mercedes. Es una fenómeno que comenzó el año pasado: consiste en convocar una macroreunión de botellones conjuntos sólo por cadenas de correos electrónicos. Empieza sobre las 12 del mediodía en la calle justo de abajo de mi casa, y termina sobre las 12 de la noche. Esta vez han sido más de 6000 personas, a mí se me representó como una fiesta de la primavera, pero la cosa es que estos macrobotellones ya no son anuales, sino que a lo largo del año, a la más mínima, hay una: algún puente, cada una de las vacaciones (Navidad, Semana Santa y verano), "la última antes de los parciales", "celebración del fin de los parciales" (estas dos últimas por partida doble), por supuesto "celebración de la Primavera"...
Al principio tenían su gracia, ver a las niñas meando entre coche y coche, ver a las borrachas con serios problemas de dicción increpándome que haya estudiado un día como ése, el ambientillo en general... pero ya no la tienen tanto. A pesar de que no aparece ni un solo cartel previamente al evento, incluso los periódicos y la policía se hacen eco semanas antes, acuden los vendedores estos ambulantes de perritos, esos que están cerca de las discotecas los findes, todo se llena de un olor mezcla de orina y cerveza seca, muchísima basura y lo que es peor: cierran el campus y me obligan a entrar por el único acceso diametralmente opuesto a mi casa.
El otro día tuve que cruzar justo todo ese mogollón que se ve en la foto para ir a estudiar, apenas 100 metros, en 15 minutos.
Pero seamos francos: si algún colega se apuntara yo hubiera estado ahí el primero, así que al final todo se reduce a una mezcla de envidia y lástima por los que allí veo :)
De hecho a eso de las 5 se vino mi colega Carlos y nos fuimos a tomar un Café... supongo que será cosa de la edad; mientras los demás se emborrachan nosotros arreglamos el mundo con nuestras tertulias... (bueno, y también comentamos los buenas que están las chavalas de la mesa de al lado).
Que esa es otra, aunque sea para un botellón y para emborracharse y perder toda dignidad etílicamente, vaya cómo se arreglan las niñas...
Por la noche fui a la Alameda a tomar algo (un nuevo local de comida mejicana, creo, que se llama El Badulaque), y a pegarme un buen pelotazo de caipiriña (hecho como Dios manda) en el café Central. Aparte de la gran compañía y mejor conversación, lo más reseñable fue ver como caía otro de mis grandes mitos.
Llegó a mis oídos que una amiga, de esas a las que tienes un gran apego porque te ves reflejada en ella, porque no la imaginas (y ella así se encarga de hacértelo creer) con pareja, también ha sucumbido. Ésta realmente me hacía creer que yo no era tan rarito, porque incluso había dado el paso de comprarse un pisito ella sola (para mí es que realmente había
asumido su soledad).
Pues nada, que su nuevo rollete se va a vivir con ella en ese pisito.
He visto poco a poco como todos han ido cayendo.
De vuelta a casa, escribí algo, pero no lo pude publicar porque Blogger estaba caído por obras temporalmente, decía que
"
Por cierto, es agradable el saborcillo ese agridulce que se te queda por la noche, cuando vuelves a casa, solo; una mezcla de vacío por la soledad y el enfrentarse de nuevo a la realidad y la felicidad por lo vivido"
Pues eso.

Y nada, que el viernes fui al Teatro de la Maestranza a un concierto de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Quería oir el estreno de una obra que ha sido ganadora de un premio de composición que organiza el Ayuntamiento de Sevilla anualmente. Creo que es la primera vez que oigo a una orquesta sinfónica interpretando algo de un autor vivo (de hecho el susodicho, Eneko Vadillo, estaba entre el público).
Pues nada, que yo que tenía ganas sobre todo de oir eso, pues menos mal que se salvó con las otras dos partes del programa (La Obertura-Fantasía en Si menor "Romeo y Julieta" de Tchaikovski [¿os acordáis de cuando se besaban los personajes en Los Sims? pues esa] y algunos extractos sinfónicos de la Sinfonía dramática Op. 17 "Romeo y Julieta" de Berlioz), porque si no... Realmente no me gustó nada el Eneko este.
Por cierto, la semana que viene esta misma orquesta interpreta varios temas de música de cine, y la última parte es la Suite de Star Wars de John Williams. Iba a decir que me iba a arrepentir de no ir, pero acabo de decidir que sí voy, porque la entrada más barata es de 13 lerus... Pues nada, decidido, voy :) ¿Te vienes?
Venga un saludo, y gracias por vuestros comentarios, que me alegran la vida.
Pd. Hoy he oído una gran frase del Maestro Joaquín Sabina, que me ha gustado mucho, hablando sobre la movida madrileña de los 80:
"
Si en Madrid hay un atasco a las 3 de la tarde, es normal. Si a las 3 o a las 5 de la mañana hay un atasco, eso es poesía"
Claudio ::
sábado, 1 de octubre de 2005 a las 11:48 p. m. ::

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