viernes, 14 de octubre de 2005

Los viejos amigos

Ayer definitivamente llegó el frío. Por la noche salimos por el centro (la primera vez tras el parón veraniego) y ya se respira el aire otoñal que a mí me gusta. El olor del humo de los coches ya ha adquirido la tonalidad invernal, y en el ambiente ya se respira un aroma a madera quemada y a castañas asadas.
Una vez más llegué al centro sin tener una dirección exacta en la que ir a recogerte, así que, como siempre, me fui directamente al bar. Fue un gran reencuentro de viejos amigos que llevaban ya unos meses sin verse, y a los que les apetecía ponerse otra vez al día sobre las vacaciones, que si te has quedado aquí, si has ido a algún sitio, que si me acordé de ti, que cómo te va en el curro, que si mejor no preguntes.
Pero lo mejor es volver a quedar todos para intercambiar nuestros sueños y hacer nuevos planes.
Han puesto tapitas nuevas a cual mejor; yo probé el pollo a la naranja y la pechuguita de pollo al vino dulce con piñones. Para chuparse los dedos. Eché de menos tomar un helado de vuelta a casa, pero cuando llegamos a la altura de la giralda, ya era muy tarde y estaba cerrada la heladería, otra vez será.

Claudio :: viernes, 14 de octubre de 2005 a las 9:25 p. m. :: 1 comentario(s)

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