miércoles, 30 de noviembre de 2005

La posada de las almas (I)

Plaza Mayor (c) 100% by ClaudioDe vuelta de Salamanca, llega la hora de hacer recuento de lo vivido, guardar los recuerdos, revisar las fotos...
Me lo he pasado genial, han sido unos días excepcionales en todos los niveles, un viaje irrepetible. Siempre me pasa lo mismo con los viajes; el último que hago siempre me parece mejor que el anterior...
Finalmente llegamos a Salamanca el Jueves 24 a las 7 de la tarde. Nada más bajar (bueno, realmente por el camino, en las paradas ya pudimos intuirlo) dimos buena cuenta de la ola de frío polar... ¡vaya tela! Pero bueno, a mí me gusta mucho el frío, además de que el frío del norte es un frío seco, para mi gusto más llevadero...
Esperando a mi amiga a que terminara en el curro (trabaja de profesora en uno de los institutos que están frente a la estación de autobuses) dos cositas:
Una, que soy un viejo. Mi amiga nos presentó a sus compañeros de trabajo (la bedel del instituto, la profe de inglés, la de música, los que regentan la cafetería...) muy majos todos ellos, la verdad es que me alegré por mi amiga porque reina un buen ambiente de trabajo. Y es curioso que es la primera vez que llego a un instituto y no veo a los profesores bajo un telón de acero; como esos ogros horribles que se empeñan en minar nuestra libertad. Uno se hace viejo y ahora resulta que esos profesores son mis amigos, mis compis de juergas o mis confidentes...
Dos, que como mi amiga llevaba ya tres horas de clase seguidas, tenía un dolor de cabeza impresionante, y como le tocaba clase de Física me dijo que tenía ganas de que yo llegara para que diera yo la clase ¿? Así que estuve a punto de hacer mi debut en el circuito de la enseñanza pública nacional, lo cual me hizo gran ilusión, pero al final no pudo ser por cuestiones ajenas a mi voluntad.
Después de una rápida comida, ya nos fuimos por ahí para adentrarnos en la noche Salmantina de los jueves. Un primer vistazo a la Plaza Mayor, imponente, mostrando el esplendor que los 250 años le han dado...
Pero la noche de los jueves en Salamanca es para los estudiantes. Miles y miles de fiestas universitarias, y parejitas de chavalines y chavalinas en las esquinas, aguantando el frío: tratando de convencerte para que vayas a la fiesta de su facultad con el señuelo de las dos copas a 5€... Para ser la primera noche no estuvo mal, hasta las tantas tomando copas en un bareto que empezó a llenarse cuando nosotros nos íbamos. La verdad es que los jueves de Salamanca tienen mucho que ofrecer...
El viernes. Estando yo en la ducha, mi amiga Pilar desde la cama, temerosa de sacar la mano de debajo del edredón, grita:
-Claudiooooooooooooooo! Te estás duchandooooooooooooooo?
-Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
-Ha nevaoooooooooooooooooooooooooo?
-Nooooooooooooooooooooo!
-Hace frío polaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar?
-¿? A ver, frío hace una "jartá", pero no sé si será polar o no... Si acaso espérate que me duche y salga a la calle, a ver si de cerca se puede adivinar....
Entre que nos levantamos tardecito, nos perdimos de camino a la estación y tal, llego a lo justo para desayunar (a la una del mediodía) y coger el bus que me lleva a Valladolid. Voy a hacer una fugaz visita a Pucela, ya que gentilmente una buena amiga se ofrece a servirme de guía.
Pues qué contar... magnífica compañía, insuperable conversación y unas atenciones hacia mi persona de las que soy indigno :) En Valladolid simplemente me vendaron los ojos, me tomaron de la mano y no tuve más que hacer que dejarme llevar, todo ello en un marco realmente incomparable.
Tuve oportunidad también de hacer una pequeña gira gastronómica por la ciudad. Oportunidad única de visitar "El penicilino" y probar su vino homónimo de fórmula secreta, de un sabor entre afrutado y sintético, pero exquisito, junto a las típicas zapatillas (polvorón de la zona). Un lugar emblemático, castizo, a mí incluso me resultó familiar, como del sur; una pena que se cierre en Enero... Otras tapitas típicas realmente estupendas: Picardías de monja (al final no probé los huevos de fraile, vaya), y la Palomita, que es una corteza gigante a la que encima se le pone ensaladilla rusa... ñam ñam.
También tuve tiempo de visitar algún local de copas. Veo que al igual que en Salamanca, en Valladolid se cuida mucho la decoración de estos locales, haciendo así salas temáticas muy que requetechulas; aquí este tipo de locales se pueden contar con los dedos de una mano, y nunca llegan a ser tan espectaculares. En fin, que un día corto pero intenso. Que muchas gracias a mis amiguitos pucelanos, que la verdad es que son todos muy majetes.

(...Continuará)

Claudio :: miércoles, 30 de noviembre de 2005 a las 11:57 p. m. :: 1 comentario(s)

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