viernes, 24 de febrero de 2006

También es verdad que en cierto modo soy afortunado. Afortunado por ser quien soy, por haber vivido como he vivido, a medio camino entre Cádiz y Sevilla, por haber tenido las experiencias que he tenido y que han hecho que sea como soy, y no de otro modo.
Afortunado por poder pasear a horas y en días fuera de lo común por el paseo marítimo. De tener “vacaciones” cuando todo el mundo trabaja. Poder observar que vayas cuando vayas, siempre habrá alguien, alguien de quien preguntarte el porqué de su presencia allí, cuando ese día y a esa hora todo el mundo debe estar estudiando o trabajando.
He pensado que otra alternativa interesante a la común de trabajar, ganar dinero (mucho, a ser posible) y cubrir tus necesidades básicas sería la de no ganar tanto dinero. Ganar poco, lo justo, de las rentas o de una paguita/pensión quizá. Pero tener la libertad, de por vida, sin lujos eso sí, de levantarte a la hora que quieras. De hacer lo que quieras en tu ciudad, o incluso en tu choza de retiro. De dedicarte a pensar, a pasear por la senda, a observar lo que hacen los demás. Porque en realidad es otra forma de ser rico, multimillonario, pero rico al fin y al cabo. Porque ese bien tan preciado,
el tiempo, también hay que luchar para poseerlo, y mucho, y también hace inmensamente rico a quien lo posea.
Va a ser verdad eso que sospecho desde hace años; que a pesar de los sacrificios y la capacidad de entrega que he demostrado desde muy pequeño, realmente soy un vago y no me gusta trabajar. Soy un gandul.
Aunque en realidad lo que ocurre es que me atraen más los retos, el conseguir hacer/poseer algo, y cuando ya lo he hecho/poseído, éste carece de interés. O que me cuesta demasiado hacer algo a no ser que me apasione, y que si no me apasiona, soy incapaz de fingir que sí lo hace. Incapaz de prestarme voluntario, sin poner mala cara, a quedarme el fin de semana a supervisar el
pase batch para que el jefe piense que lo que más me importa es mi carrera profesional, y no ganar dinero o ver si me van a pagar esas horas extras. Sin embargo la verdad es que prefiero estar en casa leyendo un buen libro o viendo una buena película, o simplemente quedarme en la cama mirándote.
…incapaz de decirte “
yo también te quiero” y fingir que lo nuestro es el no va más en felicidad, cuando la verdad es que no tengo fe, y estoy convencido que tarde o temprano darás la vuelta y lo nuestro no será más que otro recuerdo que más valdrá olvidar para evitar seguir sufriendo.
Claudio ::
viernes, 24 de febrero de 2006 a las 8:12 p. m. ::

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