Me doy asco de mí mismo. La semana pasada, después de haber pillado 3 cogorzas vergonzosamente antológicas en menos de 6 días, demostrando fehacientemente que esta juventud no sabe beber, hoy en la panadería esperando a que saliera el pan del horno, pasó una monjita anciana preguntando no se qué de unos pastelitos, y a la dependienta y a mí no se nos ocurre hacer otra cosa que empezar a criticarla sin piedad alguna (con lo bien que habría estado en esta ocasión hablar del tiempo que hacía o yo qué sé...) Yo no sé hasta dónde voy a llegar. Lamentable.
Mi madre me pregunta: "¿Cómo es que te afeitas hoy?". "Como todos los sábados, mamá" le digo yo. (Además hoy, si bien no tengo un plan específico, me he esmerado en el apurado de las zonas más difíciles, no sé pa qué... Y es que si bien mi madre se ha despistado y no se acordaba de que el día "D" es el sábado, es por todos sabidos que el día en que el Claudio se afeita, en mi casa es todo un acontecimiento...
Será por mi decisión de andar un poquito más y dejar el coche siempre que puedo que me he escoñado el pie derecho. Debe ser un esguince o una tendinitis o algo así... para una vez que me da por andar...
He empezado a hacer ejercicios para mejorar la velocidad de lectura. A ver si cunde...
Gaditano afincado en Sevilla, opositor Técnico Electromédico de día; músico, pensador, escritor e ideólogo de noche. Cuenta la leyenda que es licenciado en Física y que probó suerte en el mundo de la consultoría, pero tales extremos nunca se han llegado a demostrar. Neurótico y en continua contradicción, su máxima aspiración es la de encontrar la belleza, la felicidad absoluta y el equilibrio interior.