miércoles, 28 de noviembre de 2007

Un día normal (o no)

En principio ha sido un día normal, un miércoles. ¿Puede haber un día más normal? No es fin de semana, ni principio de semana, ni antesala del finde, ni de un puente...
Como siempre, despertador sonando a las 7:40, las noticias de la radio, levantarse, las noticias de la tele y desayunar. Estoy volviendo a los orígenes. Recuerdo que en los últimos años de carrera, cuando iba al gimnasio me llevaba una bolsa con la ropa de deporte, no me gustaba ir a clase en chándal. Ahora me suda todo, no sólo voy a la biblioteca con chándal el día que voy al gimnasio, sino que además he decidido no privarme más del placer de refregar un diente de ajo a la tostada, echarle aceite y sal. Y si alguien se dirige a mí durante la mañana, que acepte que voy en chándal y mi boca exhala aromas a ajo hasta aproximadamente la 1 de la tarde. Así soy yo ahora.
En la biblioteca como siempre, aunque hoy no sé que ha pasado pero había más pibones con grandes tetas de lo normal. ¿Por qué hoy?
Por un lado estaba una que debe ser aún menor de edad, o quizá acaba de rebasar la barrera, su libro de texto de secundaria la delataba, y si no fuera por él nadie se daría cuenta de su edad, sobre todo a juzgar por su atuendo (y sus tetas). Después estaba la morena metida en carnes con el pelo rizado, la rubia que estaba más pendiente de los ordenadores con conexión a internet que de sus apuntes y Lola.
Con Lola llevo ya un par de semana con la mosca detrás de la oreja. Antes se ponía muy lejos, pero aún así, el canalillo que exhibía cada vez que se inclinaba para sentarse llamaron mi atención rápidamente. Ayer ya se puso delante de mí con la excusa de ponerse cerca del radiador, porque según le contaba a su amigo (uno calvete con piercing en la lengua y con pinta de gay) "es que es muy friolera". Y no lo entiendo bien, porque es friolera pero en cuanto se sentó delante de mí se quitó el jersey y la camiseta y se quedó en tirantes, con lo cual ayer estudié más bien poquito.
La semana pasada me enteré de que se llamaba Lola, porque le hizo una pregunta a su amiga que estaba frente a mí, y ésta le trasladó la pregunta a otra amiga que estaba junto a mí.
"Dice Lola que si me acuerdo de cómo es la fórmula del calor y la temperatura". Supuse que se refería a la ecuación del calor específico, Q=mCpΔT, estuve pensando en decirle "oye no he podido evitar oírte y blablabla..." pero directamente pasé. La biblioteca es para estudiar y si no he ligado en 12 años desde que empecé a frecuentarla, no lo voy a hacer ahora. Además tengo excusa: voy en chándal y el aliento me huele a ajo.
Justo antes de terminar, un sms que he de responder, recojo rápidamente y me voy al gimnasio. Antes me encuentro a Juanma, le saludo rápidamente y sigo; que habla mucho y hace sólo una semana que lo vi. En el gimnasio mucha gente, y sigue el surtidor de agua roto. Manolo me dice que alguien debería avisar al de la camiseta azul que le cantan los sobacos tela. Tiene razón, le cantan desde antes de empezar a entrenar, y encima lleva camiseta de tirantes.
Al terminar el gimnasio, me doy cuenta de que tengo otros 2 sms y se me hace tarde; no puedo contestar ahora. Al llegar a casa, 2 llamadas perdidas y 13 correos sin leer que no puedo atender, se me hace tarde y tengo clases particulares. Me tengo que duchar y hacer de comer en menos de una hora.
Acierto al meterme el teléfono en la ducha, mi madre me llama por tercera vez y lo cojo directamente en la bañera. Rápidamente como viendo las noticias y el Sé lo que hicisteis, me preparo los podcast de inglés para el camino y clase de una hora y media. Este alumno es especial, es hiperactivo, sensible y creativo y se deprime por problemas de adultos porque piensa como un adulto. Me pide consejos para su futuro y de qué es lo mejor que puede hacer, porque está muy desanimado por este motivo; tanto que se desconcentra y no puede estudiar. Y a pesar de que no es mal estudiante, esto está haciendo mella en sus notas.
Me gustaría poder ayudarle, decirle que estudie y ponerme a mí como ejemplo de que es lo mejor que puede hacer: "Mírame, yo estudié duramente y ahora he conseguido todo esto". Pero pienso en mi ejemplo y me doy cuenta de que no puedo ayudarle; no soy un buen ejemplo. Le digo que todo está muy difícil, que piense bien a qué quiere dedicarse y que se forme muy bien en ese tema (le gustaría ser técnico de sonido, le va el rollo dj, tanto que se le va la cabeza a ese tema cuando estudia, como a mí con la música), no necesariamente en la universidad, y que sea consciente que sea lo que sea que estudie será duro, y que sea lo que sea lo que estudie, no le asegurara nada y no hará que todo siga estando igual de difícil.
Al salir, decido volver en bici, hay mucho tráfico y seguro que el el autobús se retrasa. Disfruto del viaje y me disculpo a la mujer a la que casi atropello su carrito de bebé al sacar la bici del anclaje "Te he avisado, pero con los auriculares no me oíste". "Lo siento, de verdad". Nunca llevo los auriculares como para no oír a los demás; debió hablarme más fuerte, pero aún así acepto también mi culpa.
Al llegar a casa, son las 7. Todavía quiero hacer un simulacro de examen de una hora, y corregirlo. Allá vamos. Hoy tocaba que saliera más bien mal. Ayer sí que me salió bien.

Menos mal, aún me queda el gran placer del final del día, si no me duermo antes. Ver Escenas de Matrimonio (ya me lo pierdo, porque estoy escribiendo esto) y Hospital central. Pero... aún hay algo, que me recuerda que hoy no es un día normal, aunque lo parezca. Al llegar a casa...



Hoy hace 30 años justos que la humanidad asistió atónita e incrédula a uno de los acontecimientos más importantes de su historia más reciente. Hace treinta años nacía yo, quince minutos después que mi hermano gemelo, en Cádiz. Dicen que llovía rabiosamente. A lo mejor el mundo lloraba sabiendo lo que se le venía encima.

Claudio :: miércoles, 28 de noviembre de 2007 a las 9:34 p. m. :: 7 comentario(s)

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