miércoles, 13 de abril de 2005



Últimamente se me habían ocurrido varios temas sobre los que escribir; espero ordenar un poco las ideas e ir dosificándolas en próximos posts, y en éste mismo.
En éste, pues, escribiré sobre una situación que viví hace unas horas. Eran alrededor de las 4 de la madrugada o así, y no podía dormir. Me encanta mirar por la ventana (sea cual sea) a horas intempestivas, tratar de comprender qué hace el resto del mundo a esas horas, cuando tanto los demás como yo no deberíamos estar allí. Por la ventana que tenía más cerca, podía observar un patio interior de un hospital, rectangular, al que desembocaban las ventanas de otras habitaciones u otras dependencias de dicho hospital.Pude observar al paciente que pasa toda la noche con la luz encendida, o al familiar que trata de acomodarse en el incómodo sillón de la habitación, atento a su vigilia. O al acompañante del enfermo, que harto de no poder dormir opta, como yo, por mirar por la ventana.
La visión que más me dio que pensar fue la de la sala en la que algunos profesionales pasan las horas muertas de la noche, durante la guardia, cuando no hay ningún asunto que atender. Había uno que examinaba una carpetita, con lo que supuse que contenía informes o historiales médicos, notas, apuntes... qué se yo. Otro, en la misma dependencia, estaba sentado, con las piernas en alto sobre otra silla, quizá durmiendo. Y el que simplemente hojeaba una revista.
Me pregunté qué se sentirá en una guardia. Y me pregunté si alguna vez lo viviré por mi mismo, o nunca llegaré a saberlo.

Claudio :: miércoles, 13 de abril de 2005 a las 6:37 p. m. :: 2 comentario(s)

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