domingo, 16 de octubre de 2005

Pepe el chatarrero

Una vez resuelto el problema del arranque de mi coche (en efecto, era cosa del alternador; en efecto fue una cosa rápida, en un día ya tenía el coche en casita; en efecto, me costó "sólo" 60€), he tenido que resolver de urgencia otro percance, y es que el retrovisor del conductor fue descolgado de su sitio por razones que ahora comentaré.
Normalmente esto de ir a la chatarrería era algo de lo que procuraba escaquearme, delegando tal función en otra persona, pero ayer no tuve otra que ir yo mismo, acompañado por mi hermano, que también quería adquirir un faro nuevo para su coche, porque en verano tuvo un pequeño accidente.
Yo, salvo por la cuestión económica, siempre he sido contrario a esto de la chatarrería, pero al final, por lo que pude ver he llegado a la conclusión de que realizan otra grandiosa labor social: el reciclaje. Es verdad que es penoso ver todas esas cantidades ingentes de desperdicios sólidos, pero también es verdad que finalmente se le da una posible salida que de otro modo quizá fuese la simple contaminación del entorno.
¿Os acordáis de la secuencia del desguace de robots en la peli Inteligencia artificial? (A mí por cierto no me gusto nada la peli, salvo por los efectos especiales). Pues algo así es lo que se siente al ver tantos vehículos juntos. Es una auténtica cámara de los horrores automovilística. Lo que me ha impactado es que puedes ver coches que a lo mejor tienen un año, dos... alguno incluso pude ver que su revisión técnica era vigente hasta mediados del 2006 (ahora bien, el pobre no tenía neumáticos, retrovisores ni motor.)
Yo es que me encariño mucho con mis pertenencias, sin ir más lejos me cuesta un horror tirar mi ropa, mis mochilas o cualquier otra cosa aún cuando es inservible, porque me pongo a recordar situaciones especiales en las que me acompañaron... ¿cuantas virginidades se habrán perdido en esos vehículos? ¿cuántos primeros besos con los que finalmente serían tu pareja de por vida? ¿cuantos viajes inolvidables?
Otra cosa sorprendente es que parece que los coches se abandonan de forma precipitada. Algunos podías verlos aún con su ambientador emitiendo su fragancia en contraste con el hecho de estar aplastado por otro coche colocado encima, o con la radio en el asiento del conductor. El que más me llamó la atención era un Opel Astra totalmente destrozado, con el motor abierto, y con un mechero en el salpicadero.
Lo más anecdótico: también hay lo que hace unos meses eran autobuses de línea, con sus carteles de publicidad y todo, y un autobús escolar típico norteamericano; de los que salen en las pelis, con sus carteles en la pared de "Emergency Exit" o "You should keep your head and arms inside the bus"... ¿cómo ha llegado ahí? No me preguntes. Realmente darte un paseo por allí era entretenido.
Y más aún fue conocer a Pepe, el Chatarrero. Uno de esos personajes que se cruzan en tu vida y no tienes más opción que recordarlo para siempre. Pepe se dedica a recorrer las instalaciones en un coche (intuyo que en principio destinado a chatarra pero finalmente arreglado por él), recogiendo a los clientes y llevándolos hasta donde ellos le indican para desmontar la pieza que desee. Es un hombre con unos 50 años, gordete, canoso, vistiendo un mono azul y un jersey gris de lana, manchados de grasa tanto como sus manos. Es una de esas personas que hablan muy rápido, normalmente acompañando sus frases por un "joe" o "niño" final.
En fin, una vez localizado un retrovisor que me venía bien, regresé a donde él estaba y me monté en su coche para indicarle el sitio exacto, que claro, como aquello era tan grande, pues olvidé. Empezamos así a hacer barridos de todas las calles hasta que llegamos:

-¿Es en esta calle?
-Creo que sí... ah, pues no, lo siento, será en la siguiente.
-No te preocupes, joe, es normal, si fuera como yo, que llevo aquí 35 años trabajando...

Ojo al dato: 35 años trabajando en la chatarrería. Me pareció totalmente admirable, porque encima no sólo se le veía entregado, sino que además arreglaba el día a todos los clientes que atendía.

-Entonces ¿qué ha pasado? ¿te han roto el espejo?
-No, es que las niñas después del botellón se ponen a mear entre coche y coche y se ve que una iba tan borracha que pegó una "camballá" -entiéndase camballada o cambalada- y se lo llevó por delante...
Nota mental: Ya no me hacen ni pizca de gracia ni los botellones ni las pibas meando.
-¿Pero la viste meando?
-Hombre, a ésa en concreto no, pero cada vez que hay botellón las veo... ésta en concreto dejó también su territorio bien marcado...
-Po si van tan borrachas, si las pillas in fraganti y le das "un puntazo" ni se dan cuenta ¿no?
-Pues no... supongo. -Dije yo intercambiando una mirada cómplice con mi hermano.
-Si es que son todas unas guarras... hoy en día son ellas las que te follan... Ayer sin ir más lejos fui a llevar a mi hija de 20 años al botellón que se monta en el barrio tal; iba yo sólo en el coche y me suelta: "¿dónde vas guapo? Súbeme y vamos a follar..." Y yo pasé ¿sabes? no sea que ésta me saque una navaja... ¿verdad?
-Pues sí, si te lo dejan tan fácil seguro que al final tiene truco...

En fin, después de proporcionarme el retrovisor que necesitaba y luego de cruzarse con varios clientes asiduos que le preguntaban por cómo le iba, finalmente me cobró 15 € por el mismo que ya está convenientemente colocado, y se despidió de nosotros con un "sed buenos"...

P.D. Éste es uno de los mejores domingos de los últimos meses: Estoy viendo por enésima vez Regreso al Futuro, que la están poniendo en Localia :)
¿Qué sería de los domingos sin Regreso al Futuro?

Claudio :: domingo, 16 de octubre de 2005 a las 6:24 p. m. :: 3 comentario(s)

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