domingo, 21 de mayo de 2006
La exaltación de las ánimas
Como ya dije
la última vez, lo cortés no quita lo valiente. He vuelto a mis raíces y he escrito un tema que nada tiene que ver con los sonidos orquestales (bueno, un pelín sí). El caso es que empezó siendo un pequeño ejercicio para probar sonidos y ha acabado siendo un pequeño
gran proyecto.
Y la cosa es que transmite sensaciones que los instrumentos clásicos tampoco podrían transmitir jamás... En este tema en concreto, se puede conseguir saber más de mí que si hablaras conmigo o con lo que puedes llegar a saber por mis textos. Curioso ¿no?
Pues nada, helo aquí. Con este tema, que quién sabe si en otro plano existencial podría acabar siendo
la canción del verano, se inicia la que se llama la tercera época en mi carrera artística. Yo me entiendo, y si algún día te conviertes en mi biógrafo (si es biógrafa, mejor) oficial, pues ya lo entenderás.
Y como empiezo a creer que quizá no es justo privar a la humanidad de mi belleza (de mis creaciones, quiero decir), que quizá ya el resto del mundo esté preparado para entender mi obra y que a fin de cuentas no tengo nada que perder, he pensado en enviar un par de maquetillas a otro par de sitios donde quizás les interesaría contar con mis servicios (que ya que la montaña no viene a Mahoma...) Pero eso ya se verá.
No es necesario recordar que se han demostrado científicamente las cualidades terapeúticas de este tema. Indicado en estados carenciales de ánimos y vitaminas (escuchar de 3 a 4 veces al día, una después de cada comida) o en casos extremos de estrés, como por ejemplo en esta época de exámenes. Ni
farmatón, ni gaitas. Se aconseja llevar el temita del Clau perennemente en el reproductor de emepetrés, y escucharlo 5 minutos antes de cada prueba. Sin efectos secundarios oiga,
asín que si quieres te lo escuchas dos veces (cuando baje la marea).
Pues sin más preámbulos:
Puedes descargarla
aquí.
Y recuerda:
Claudio ::
domingo, 21 de mayo de 2006 a las 11:35 p. m. ::
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