viernes, 6 de junio de 2008

End-if

Las clases particulares van tocando a su fin. Hay algunos niños a los que estoy deseando perder de vista, y otros a los que echaré de menos, como siempre. La verdad es que también se aprende de los chavales.
El otro día, dando clases a una niña a la que llevo sólo un año como alumna, apareció otro alumno que tuve hace ya 3 años, que vive en la otra punta, está en otro colegio, tiene otra edad, contacté con ellos por cauces diametralmente distintos... pero que se conocen. Hablé de él varias veces, por ejemplo aquí.
Me alegré de verle, parece que les ha ido bien después de pasar por mis manos, uno de ellos ya está en la universidad, y el otro está apunto de entrar. Sin embargo, con esta relación entre alumnos, resulta que ya todos los que he tenido en estos tres últimos años están relacionados entre sí. Crees que te has buscado la vida y de pronto eres consciente de que alguien ha movido los hilos calculadamente a tus espaldas.
Y lo digo porque ya me ha pasado otra vez este año, de encontrarme un exalumno en casa de otro alumno actual al que le doy clases por caminos totalmente distintos. Esta ocasión a la que me refiero es precisamente de los chavales que me invitaron a su fiesta de graduación. Éstos son de los casos que echaré de menos; ya no son alumnos, y de he hecho con alguno he quedado para irme de botellón este verano (y de paso que me presente a su prima y las amigüitas de ésta) :)
En cuanto a la fiesta, me parece a mí que todavía no doy el callo como maduro interesante, porque estuve todo el rato con los coleguitas como si fuera uno más de ellos y todas me veían como un pringaíllo más. Vamos, que hasta en la puerta de la discoteca me pidieron el carné y me preguntaron la edad... totalmente verídico.


Claudio :: viernes, 6 de junio de 2008 a las 8:18 p. m. :: 1 comentario(s)

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