jueves, 15 de mayo de 2008
La evolución de las cosas

Corría el año 1995 y un jovencito Claudio iniciaba su prometedora carrera como físico en la Universidad. Después de clases, se quedaba una hora en la biblioteca estudiando, haciendo tiempo hasta que
El Fuji terminara su última hora de clase, y así regresar a Arahal.
Un día, discutiendo con uno de los que aquel primer año apuntaba maneras de gran empollón
de todos sobre cuestiones de álgebra, quizá algo de cómo saber si dos vectores, expresados según sus componentes en un triedro ortogonal positivamente orientado eran perpendiculares entre sí, una compañera de 5º curso, totalmente desconocida para ellos, les dijo algo tal que como así:
- Yo no estoy muy segura, porque yo hace muchos años que di esto de álgebra, pero me parece que es cuando al sumar el producto de sus componentes sale cero...
Con ese detalle, ya ese rostro de cabello rubio quedó grabado en la mente de aquel joven e inexperto Claudio, que aún contaba con la tierna edad de 17 años.
Siete años después, Claudio volvió a ver aquel rostro de ojos azules en el ascensor de las oficinas en las que había comenzado a trabajar. Ella ya no le recordaba a él, pero él sí a ella. Trabajaban en el mismo edificio, y ella estaba enbarazada.
...Y este lunes, 6 años después, volví a verla, intuyo que ya no trabaja allí porque eran las 4 y media de la tarde, y me acordé de la anécdota y por eso lo escribo :)
Además, apenas media hora después de cruzarme con ella en la calle, recibí una llamada.
Una llamada que puede cambiar drásticamente mi vida, quién sabe.
Una llamada de un físico.
Un físico que me dijo "los físicos debemos ayudarnos entre nosotros".
Claudio ::
jueves, 15 de mayo de 2008 a las 8:55 p. m. ::

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