lunes, 8 de diciembre de 2008

Conversaciones que marcan

A veces una simple conversación con una persona, que puede ser especial para ti o no, supone un verdadero punto de inflexión en tu vida y puede hacer cambiar tu forma de ver las cosas o incluso que tomes una decisión importante para tu futuro, haciendo que con los años te acuerdes cada día de esa conversación y de lo que ha supuesto para ti. Y muchas veces esa persona que acabó siendo tan importante para nosotros, ni siquiera sabe las implicaciones que tuvieron aquellas palabras suyas.
En los últimos tiempos he creído tener varias conversaciones de ese tipo con personas que apenas conozco. Pero con una ha sido especialmente reveladora, porque fui capaz de darme cuenta de que esa conversación supondría mucho para mí en el mismo momento que la mantenía. Entremos en situación:

Una de las facetas que más me atraen de mi nuevo curro es que a veces he de afrontar como parte de mi responsabilidad el realizar ciertas pruebas, obligatorias por ley, encaminadas a comprobar que los equipos cumplen con los requisitos de seguridad radiológica estipulados. Estas pruebas, según la ley, han de realizarse por los técnicos proveedores del equipo en presencia de un radiofísico que debe dar el visto bueno. Total, que no es más que hacer parte del trabajo que se hace como radiofísico, mano a mano con ellos. En esta ocasión me encontraba en un importante hospital público de una capital de provincia limítrofe con Sevilla, y para una prueba de este tipo (sería la segunda vez que la haría yo solo) debía trabajar con uno de estos elegidos, elegidA, para ser exactos, a la cual ya conocí hace un tiempo en una visita que realicé a esta ciudad como parte de mi formación inicial. En aquel primer encuentro nuestro trato fue más indirecto, de hecho creí percibir que ella ni siquiera se acordaba (no pasa nada, ya estoy acostumbrado :) )

Total, la prueba finalmente salió bien, salvo por un detalle. En parte por mi inexperiencia, en parte por problemas de logística, la prueba debió realizarse durante dos días, cuando lo normal es hacerla en un sólo día. Además esta elegida no tuvo inconveniente en prestarme cierto material que necesitaba y que no pude conseguir a tiempo, así como explicarme gentilmente ciertos detalles que no alcanzaba a comprender.
Con todo esto, tras culminar la prueba y para agradecerle el detalle, le propuse a ella y sus compañeras invitarlas a tomar café. El caso es que lo dije por decir, pensando que me diría lo típico, que estaba ocupada o yo qué sé, pero el caso es que sus compis sí lo estaban, o estaban fuera de curso, y al final fui a tomar café sólo con la elegida.
Mientras me decía que sí, pero que le acompañara antes a soltar no se qué, que luego decidiríamos a dónde íbamos, pensé en que aquella situación vista por un guionista era la típica en la que se pensaría: aquí hay chicha, esto se puede considerar como una primera cita. De hecho me recordó mucho a una primera cita que tuve hace años...

El caso es que hablar con ella, conocer su historia, saber su procedencia, de cómo consiguió aprobar sus oposiciones, de cómo tuvo que salir de su ciudad, volver a otra ciudad y empezar de cero, de cómo decidió finalmente asentarse en esa nueva ciudad de forma definitiva... hizo que esa persona que no me llamó la atención más allá de lo puramente profesional (y por supuesto por el incuestionable mérito de llegar a ser una de las elegidas) cobrara más y más interés para mí, tanto que hasta yo mismo viera aquel café como algo más, que encajaba perfectamente, un "claro, así que así era de este modo como te conocía", un "ahora lo comprendo todo", un terreno en el que el pánico se iba haciendo más y más grande...

Pero sin entrar en el terreno personal, aquella conversación pasará a la historia por otra cosa. Fue ahí donde me di cuenta de que no puedo negar lo obvio. Fue ahí donde me di cuenta de que si bien soy afortunado por estar donde estoy, por hacer lo que hago y de la forma que hago, de tener un empleo con suficientes alicientes, y lo suficientemente bien pagado como para poder emprender un proyecto independiente de futuro sin necesidad de una segunda persona tal y como yo deseaba... eso del examen es algo que ya está marcado a fuego en mi mente, y de lo cual no puedo huir.
Fue el momento en que comprendí que en algún momento lo seguiré intentando, no sé cuándo, ni cómo ni con qué finalidad. Pero ya se ha convertido en un reto del cual no puedo escapar. Tengo la necesidad de decir algún día: "Finalmente fui capaz de conseguirlo". Y si realmente no lo consigo, será porque para mí es imposible, pero ese "imposible" aún no ha llegado.

En lo personal, por suerte (o desgracia) este mismo trabajo se encarga de poner cada cosa en su sitio, y al día siguiente ya estaba a más de 400 Km de aquella ciudad, en otra ciudad que se encargaría de recordarme que no es lo mismo sin mí. Y nada pudo evitar aquella nueva distancia, ni su apellido diabólicamente familiar, ni las miraditas, ni mi mano repentina en su bata blanca (para coger prestada su calculadora) que luego se quitó (para tomar café), ni la pegata que me regaló de recuerdo y que hará que me acuerde de aquella conversación cada vez que entre en mi cuarto.



Pd. Se anuncia oficialmente que tras culminar al fin tras meses de arduo trabajo mi última superproducción humana, se procederá a ser estrenada sin falta en el próximo post de este blog, ahora que ya he puesto otro reproductor de mp3 la mar de molón. Así que es obligatorio estar atento o atenta a la nueva entrega.

Claudio :: lunes, 8 de diciembre de 2008 a las 8:13 p. m. :: 0 comentario(s)

-------------------------------------




Estadisticas Estadísticas