martes, 22 de septiembre de 2009
Proyectos vitales

Sin darme cuenta me he involucrado en una serie de nuevos proyectos. No soy de hacer examen de conciencia en septiembre ni en enero, simplemente me apetece. He sentido a veces la obsesión enfocada a siempre el mismo tipo de proyecto y eso no siempre es bueno; el proceso de creación a veces también puede ser doloroso y éste se puede llegar a resentir. Así que ahora enfoco la misma obsesión de forma más dispersa en otros proyectos en parte bastante inéditos para mí.
Por un lado quiero que a partir de este momento momento sea el DE-FI-NI-TI-VO en que le dedique al terrenito en el cual mi padre dejó tanto esfuerzo una mínima atención, al menos para que la naturaleza no la absorba y sea mínimamente habitable. Así que cada finde que esté en Cádiz le dedicaré unas horas y puede que vaya más que antes. Ya he estado adecentándolo unos cuantos fines de semana e incluso empiezo a experimentar un extraño placer trabajando un sábado para quitar las malas hierbas con la
zoleta rompe-espaldas a 40º grados a la sombra.
Por otro lado, he decidido renovar todo mi fondo de armario. Que diga yo esto puede que no signifique nada para ti, pero para cualquiera que me conozca un poco mejor, sí. Porque por todos es sabido que me encariño con la ropa y me cuesta mucho tirarla aunque sea inservible, y claro, por mi más absoluta pereza. Pero he hecho de tripas corazón y me he desecho de toda ropa antigua, inservible, de poco estilo o simplemente olvidada (tres bolsas grandes oiga). Había ropa que recuerdo que llevaba en el instituto, que terminé en la temporada 94-95. Y ahora toca ver qué se cuece en la moda actual y hacer compras. Y eso también lleva tiempo ¿que no?
También he decidido renovar todo el mobiliario de mi cuarto aquí en Sevilla, que el
probe fue amueblado con prisas en su día hace 10 años para lo que iba a ser, un piso de estudiantes, con muebles de segunda mano y de baratillos varios. El armario de la abuela, la mesita de noche de otro estilo y la mesa, literalmente, metálica de oficina que es muy práctica pero que no casa con nada. Y la cama con un cabecero dorado del año la pera que aunque le ha molado a alguna ex-amante para agarrarse mientras me cabalgaba o para cerrar las esposas del sex-shop, tampoco ha sido santo de mi devoción en ningún momento. Así que he aprovechado para rediseñar todo el concepto, y he conseguido que quepa una cama doble (pequeñita y con una sola mesita de noche, que pa eso es
pa mí na má) y por fin montarme una buena mesa de trabajo que integre el ordenador y el teclado, ahorrando espacio y ganando rapidez a la hora de componer, porque tener que [quitar funda, conectar cable midi, conectar pedal, conectar alimentación, quitar funda de tarjeta de sonido, conectar tarjeta de sonido y deshacer todo] cada vez que quería trabajar, me daba un poco de pereza y no ayudaba al proceso creativo. Así que ahora espero tener una buena mesa de home-studio con todo preparado para trabajar en cuanto tenga un rato. Ahora lo único que queda es comprar los muebles en el
AIKÍA y previamente tirar todo lo inservible y pintar, todo en perfecta sincronía.

También sigo trabajando en mi próxima superproducción humana; como estoy bajo de inspiración ya he desistido en escribirle la letra que quería (además me había dado por hacerla en inglés, paranoias que tiene uno), así que por ahora he decidido en dejarlo en versión instrumental de la que ya tengo la sobrecogedora de 30 segundos de piano y guitarra :)
Escribiendo esto me pregunto (más bien me autoconfirmo) si no estaré más y más cayendo en el lado oscuro de la fuerza... Va a ser que sí. O esperemos que salga bien la cosa o... molaría ahora volver al paro y a dar clases por Sevilla en bicicleta estudiando por las mañanas.
Claudio ::
martes, 22 de septiembre de 2009 a las 2:01 p. m. ::

-------------------------------------