lunes, 20 de junio de 2011



Ando un poco estresado moviéndome más que los precios, joe, entre estar concentrado y tanto viaje ya ni me acuerdo del tiempo que hace que no escribía. Últimamente para más inri ando involucrado en un par de asuntos que me llevan a Madriz por motivos profesionales semana sí semana también. Y esta vez es literal, la semana pasada fui, y esta semana también, de hecho voy en el AVE mientras escribo esto.
Te decía esto porque la semana pasada fui a un taller workshop para hablar de mi nueva pasión (obligada): el fascinante mundo de los ultrasonidos.
Total, que ya que para mí viene a ser poco más que un hobby dado mi desconocimiento formal del asunto, en las jornadas tuvimos oportunidad de educar nuestra vista para acostumbrarnos a las imágenes que con un ecógrafo pueden obtenerse. La idea es simple: normalmente sabemos mucho sobre la electrónica o la informática que hay detrás de un ecógrafo, pero cuando el dortó Grijande More nos dice que “es que últimamente este ecógrafo se ve fatal”…. La hemos liado. Y es que te entran ganas de decirle que tú lo ves todo igual de que mal que siempre, que no ves una mierda como siempre, etecé etecé etecé….
Entonces de lo que se trataba era de aprender pequeñas nociones de autoexploración para hacer tu vista a tu propio cuerpo (porque encima no todos los hígados, los riñones o las tiroides se ven igual, depende básicamente de lo que te hayas maltratado en tu vida humana). Total, que por si acaso nos avisaron; después de ver nuestros propios hígados y riñones, llegó el turno de la glándula tiroides, esa gran desconocida.

- No os preocupéis los que aún no os la hayáis explorado nunca. Se calcula que un 50% de la población tiene nódulos en la tiroides, se puede considerar como “normal” siempre que no haya señales claras de alteraciones en el metabolismo.

Primero vimos la de una afortunada mujer que la tenía perfecta, y luego tocó explorarme la mía.


Nódulos al canto.

Bueno, ya sé cómo se ve una tiroides totalmente sana y cómo se ve una con nódulos. Ahora ya
no basta con vigilar la tendinitis del codo y el dolor de espalda. Y es que está cada vez más claro que uno se va haciendo viejo (atrapado en un cuerpo de un veinteañero, eso sí
:) )

La buena noticia es que cuando el doctor de turno me diga que se ve mal el ecógrafo, siempre tendré la excusa perfecta: “no te preocupes, se ve bien, es que mi tiroides es así”.

Pd. Poco después de mi último (hasta ahora) post, fui a muchos sitios, hice muchas cosas, conocí a mucha gente. Por ejemplo, estuve en el Castillo de Neuschwanstein



Claudio :: lunes, 20 de junio de 2011 a las 12:48 p. m. :: 4 comentario(s)

-------------------------------------




Estadisticas Estadísticas