Perdona si tus brazos ya no son capaces de islarme del mundo.
Siento mucho que tus besos ya no me impidan ver la realidad del cruel mundo que se confabula para destruirme.
No te sientas culpable si de pronto tu sonrisa es incapaz de camuflar la verdad ante mis ojos.
No te sientas mal por mí.
Yo te esperaré al otro lado.