domingo, 25 de marzo de 2007

Los días siguen pasando y tengo la sensación de que todos son iguales. Estoy aprovechando para tomar café con amigos, pasear por el parque y... bueno, estoy en pleno proceso creativo, lo cual se lleva la mayor parte de mi tiempo libre.
Pienso mucho en lo que voy a hacer a partir de Mayo, cuando se supone que la
recuperación psicológica necesaria para enfrentarme a un nuevo año de estudio habrá concluido. Éste es el primer año en que voy a estudiar no porque realmente sea lo que quiera, sino porque es la opción que requiere menos esfuerzo. Últimamente no me altero por lo que haga o no haga, no me indigno, y he decidido simplemente dejarme llevar. Porque me da igual todo.
Da igual lo que planee, al final el destino en sí ya se encarga de hacer sus propios planes para ti, y pienso aceptarlos sin más.
Por ahora soy razonablemente feliz así, tengo tiempo para escribir, leer, componer y dedicarme a mis cosas. Y no necesito más. Ni tengo fuerzas para querer más. No me apetece luchar ni indignarme por otra cosa.
El dilema al que le doy vueltas cada mañana, a veces, hasta que me doy cuenta de que no tiene sentido puesto que he decidido dejarme llevar, es el de siempre: ¿trabajar precariamente o seguir estudiando?
Si estudio tengo la ventaja de ser libre, tener esperanzas en que la cosa mejore pero el inconveniente de contar los cubatas que me bebo cuando salgo y no tener pelas para plantearme un plan de futuro.
Si trabajo tengo la ventaja de tener pelas para no tener que contar los cubatas que me bebo y algún caprichillo más, pero el inconveniente de perder la esperanza en que la cosa mejore (y por supuesto de llegar algún día a formar un hogar yo solo), la libertad y el tiempo libre para dedicarme a escribir y componer y el de tener que soportar día a día el sometimiento de un superior y fingir que lo hago a gusto, formando parte de mis grandes capacidades como profesional.
Buf... menos mal que la decisión de dejarme llevar hace que la preocupación y el dilema desaparezca... Porque por lo demás, todo me parece... pues nada. Ni bien ni mal. Simplemente ahí está.
Lo bueno es que prácticamente no existen preocupaciones en la actualidad, salvo que la memoria RAM de mi ordenador se me queda a veces corta para el
Cubase o que no me decido si terminar la obra que estoy componiendo con una cadencia perfecta, plagal o semicadencia (y cosas por el estilo).
Un día de estos cuento también cuál ha sido la decisión que he tomado con respecto a la estrategia del plan de estudios para el examen de este año, producto sin duda también, del pasotismo más absoluto que me embarga. Ah, y como estoy en pleno proceso creativo (próximamente se verán resultados) pues es posible que tampoco escriba muy asiduamente (o no).
Claudio ::
domingo, 25 de marzo de 2007 a las 11:12 p. m. ::

-------------------------------------