martes, 10 de abril de 2007

Con el comentario de Bombillita (por cierto, he actualizado todos los enlaces a otros blogs) de la entrada anterior, seguí pensando un poco sobre el tema.
La cosa está en que la parte de felicidad que se debe a "interno a mí" es una parte que siempre he cultivado y he tenido resuelta. Es por eso quizá que soy capaz de pasar largas temporadas sin "hacer nada" o "estar con nadie". He tenido alguna que otra crisis en mi vida en este aspecto, a los 14 años, a los 17, a los 22 y a los 26; éstas dos últimas las más radicales (y grave, la última de todas). Sin embargo siempre he salido airoso de todas ellas y he de admitir que estoy muy satisfecho con mi propia filosofía de vida y mi "felicidad interior" tal como la bautiza Bombillita.
El problema ha llegado a ser que estoy tan contento con mi felicidad interior, que no necesito más para ser feliz, de hecho todo lo que no sea dedicarme "a mí" supone una amenaza a mi felicidad, y la auténtica paradoja radica en que realmente no puedo vivir "de mi", sino que he de buscar la denominada "felicidad externa" para poder sobrevivir, y a ser posible, que no quite ni un solo segundo ni metro cuadrado a mi felicidad interior. Pero claro, de mi "felicidad interior" no puedo comer.
Ayer creo que fui capaz de sintetizar casi definitivamente la idea:
Lo que realmente me llena no da dinero.
Lo que realmente da dinero no me llena.
Así que he de elegir algún tipo de infelicidad, puesto que las dos aseveraciones son mutuamente excluyentes. Tengo la opción de ser feliz interiormente pero desnutrido y haraposo (por lo tanto infeliz) o colocarme
muy bien socialmente, con un empleo, casa y coche pero nefastamente infeliz en el aspecto interior, luego infeliz a fin de cuentas. Es decir:
Infeliz o infeliz.
Así que tampoco voy a pensar mucho más en eso. Seguiré con mis planes actuales a día de hoy, y lo dejaré todo en manos del destino. En manos de la suerte, de la sorpresa, de la estadística (aunque no sea cuántica), a mi atea providencia, a una llamada de teléfono, a un cazatalentos o a un alma caritativa.
Hoy incluso he llegado a ser optimista, al contrario que ayer. Realmente la diferencia entre las tinieblas y la felicidad absoluta puede estar a 24h de distancia, detrás de un anuncio en una farola, de un periódico, una llamada de teléfono o un e-mail...
Así que en sus manos me encomiendo, mientras pueda ser.
Y no, realmente no es que tenga mucho tiempo para pensar. Siempre es así. Entre clases, gimnasio, quedar con amigüitas y dedicarme a mis "internos a mí" no queda mucho tiempo para nada. De hecho ayer me acosté a las 4 de la mañana.
Y esto es para enlazar con el siguiente anuncio del cual me congratulo: los últimos meses de reclusión con la Claudio's Symphonic Orchestra han dado sus frutos y próximamente se anunciará el estreno mundial de su última obra: "El adiós"...
Para tal evento incluso me he planteado, una vez más, la payasada de publicar adjuntamente una foto
promocionar imitando la gran instantánea del maestro
Basil Poledouris (QEPD)... pero claro, uno para eso ya no está... ya veremos.
En cualquier caso, sigan atentos, estreno mundial sólo en los mejores monitores del universo...
Claudio ::
martes, 10 de abril de 2007 a las 7:55 p. m. ::

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