jueves, 4 de agosto de 2005
Sobre el amor y el odio desde un punto de vista pseudocientífico

Lo bueno que tiene el hecho de estudiar en la biblioteca de aquí de Cádiz es que, como es una biblioteca municipal, pues hay libros de todo tipo. Así que cada x tiempo, ya que no fumo, pues me tomo un respiro y me pongo a leer cualquier cosa. El año pasado leí sobre bricolaje, informática, sobre la forma de hablar en Andalucía… yo qué sé.
También un año atrás leí algunas cositas sobre psicología, por casualidad, tenía curiosidad por saber cómo se enfoca esa ciencia. Resulta que se autodefine como ciencia, con sus leyes, definiciones, principios… Aunque a mí, la verdad sea dicha, el método que se utiliza no me convence nada, me pareció muy interesante el hecho de que el conocimiento de dichas leyes te puede ayudar en situaciones muy concretas como pueden ser una entrevista de trabajo, la vida laboral o las relaciones con los demás en general, otorgándote en cierto modo una situación de ventaja con respecto a las otras personas.
En estos últimos días he indagado en este tema de nuevo, me divierte ver cómo se catalogan las fases por las que pasa una persona durante el enamoramiento, y más aún en el desamor. Es curioso, porque esas fases las pasa todo el mundo, y sobre todo en el desamor, una persona puede autodetectarse en cada momento en qué fase se encuentra, aunque no por ello puede superar antes las más amargas, hasta que no pase el tiempo estipulado en que se entra en la siguiente fase…
Bueno, os voy a hacer un resumen de lo que he encontrado:
1º) Del libro “Teoría de los sentimientos” de Carlos Casilla del Pino, psicólogo gaditano:
Este autor define el Odio como una “
relación virtual con una persona y con la imagen de esa persona, a la que se desea destruir, por uno mismo, por otros o por circunstancias tales que deriven en dicha destrucción anhelada”.
Además, también da una explicación sobre el porqué (y para qué) odiamos. Resulta que odiamos con la “pretensión” de que nuestra identidad esté a salvo de aquel objeto que la amenaza, y es esa amenaza la razón de nuestro odio.
Así que si no quieres que te odie, no amenaces mi yo como identidad :)
La verdad es que este libro es muy chulo, porque da teorías muy curradas. Os pongo un ejemplo que fue el que me llamó la atención: “
La teoría de la sospecha”
Resulta que el autor define la “
constante de incertidumbre, k” dada por:
Inf(+)/Inf(-) = k
Donde
Inf(+) es la información que poseemos, e
Inf(-) es la información que ignoramos, y
k la denomina como “
valor de la entropía” (término muy físico, él…) que obviamente es el “
quantum” (y éste no te digo) de la información obtenida, es decir, el grado de confianza o desconfianza.
Nótese que si aumenta la información que desconocemos, entonces disminuye la información que poseemos, y por lo tanto el grado de confianza también disminuye…
¿Mola en? Y eso que es una definición puramente teórica, ya que
k jamás podrá en la práctica conocerse, puesto que por definición nunca sabremos
Inf(-) que nos oculta la otra persona. Pero el caso es que aunque nunca se conozca su valor, la
k existe, y además tiene utilidad teórica para otras cosas que postula el tipo éste…
2º) De la “Enciclopedia de psicología” (Editorial Océano, Tomo 1)
Es muy interesante esta enciclopedia porque habla de todo un poco, en plan divulgación. Así como curiosidades, habla sobre las parafilias (comportamientos extraños en la sexualidad del tipo zoofilia, coprofilia, sadomasoquismo, pedofilia, necrofilia…).
También da una explicación simple a las cosas que le pasan a
Ana (y a sus comentaristas) por el hecho tan simple como que el hombre tiene niveles de testosterona más alto que el de la mujer (por eso no van las tías cogiendo paquetes a los tipos, y por eso los clásicos “son 10 € con consumición, caballero” y las barras libres para chicas a partir de las 2 en las discotecas…
Que ojo, de libre albedrío
na de na, que si se trata de una hormona es porque la segrega una glándula, y por lo tanto puede inhibirse…
Esto me recuerda, sobre este tema, un artículo que leí hace unos años sobre un experimento que consistía en enseñar fotos a chicas de hombres a la vez que se le realizaba resonancias magnéticas del cerebro. Resulta que se comprobó que cuando se le enseñaba la foto de su pareja, la chica experimentaba un mayor riego sanguíneo en determinadas zonas cerebrales. Conclusión: el enamoramiento biológicamente no es más que una mayor irrigación de una parte de tu sistema nervioso.
Lo siento chicas, no tiene nada de mágico, nada que te transporte a otro mundo, nada del destino.
De hecho, el enamoramiento puede “
provocarse” e incluso “
inhibirse”, una vez producido, mediante técnicas de laboratorio.
Ah, y si te interesa esto, busca en google sobre las personas que sufren daños en la corteza frontal, ya verás qué cosas.
En fin, que me salgo del tema…
Que de esta enciclopedia he sacado una clasificación de los tipos de amor que da John Alan Lee: son 6:
Eros: Basado principalmente en el sexo. Empieza tan rápido como termina.
Storge: Principalmente afecto. Relación de simpatía, amistad… Tipo de relación lenta, sólida, tranquila y sin pasión L
Ludus: Diversión, capacidad de sorprenderse, entusiasmarse… Ambiente festivo. Carece de solidez y capacidad de superar las dificultades vitales que se puedan presentar.
Manía: Relación muy apasionada, intensa y apremiante, como si fuera a desaparecer el mundo. Absoluta exigencia de entrega mutua.
Pragma: Forma de querer controlada y práctica, con alta cuota de interés. La persona amada debe cumplir una serie de requisitos…
Ágape. Corresponde a la concepción cristiana. Bondad, entrega, sacrificio, paciencia, comprensión… A menudo corresponde más a un ideal que a una realidad…
Seguro que reconocéis estos tipos de amores y sabéis asociarlo con relaciones que conocéis, con la de vuestros padres, algún amigo, alguna relación anterior…
¿Pero serías capaz de decir qué amor sientes tú? Yo mejor no me voy a mojar. Simplemente diré que todo esto me hace ser aún más pesimista. Si según la experiencia opino que para iniciar una relación deben darse una serie de condiciones extraordinariamente complejas y amplias, encima resulta que una vez dadas esas condiciones, la posibilidad de que ambos sintáis lo mismo es una probabilidad entre 7 (suponiendo también la posibilidad de que exista el
no amor). Y bueno, puede ser que ambos sintáis amor del tipo “Eros” o “’Ágape” que por definición está condenado al fracaso… ¿Y qué pasa si eres incapaz de sentir más amor que del tipo “Eros” o “Ludus”? Pues ya sabes, las relaciones no son lo tuyo,
picha.
Ah, y que se sepa que está ampliamente aceptado por la comunidad científica que el período de “Idealización” (una de las fases iniciales del enamoramiento) dura entre 3-5 años. Es la conocida crisis de los 3 años. Es la fase en que todo está bien, todo es perfecto, todo es genial… hasta que ZAS. Así que no me jodas, si quieres te doy la enhorabuena por tu próxima boda, y hasta voy a asistir y a soltar la pasta para tu regalo en el número de cuenta que amablemente me has incluido en la invitación, y no dudes que agarraré una cogorza del copón. Pero joder, que sólo hace 10 meses que os conocéis… Ah bueno, que es que ella tiene ya 34 años, aunque tú tengas 27… ¿No será éste un “factor apremiante”? Pero vamos, “
Muchas felicidades, estoy seguro de que estás acertando y que vais a ser muy felices… te lo digo de todo corazón, tío” ¿contento?
¿Quieres otro factor de corrección a incluir en la fórmula general que te da las posibilidades de éxito? Que sepas que cada año se separan en España unas 120.000 parejas. Seguro que en los primeros tiempos del enlace eran los más felices del globo y estaban convencidos de que era para siempre… vamos, que ni se les pasaba por la cabeza que no iban a durar ni un año…
En fin, es lo que hay, amiguitos. En un futuro hablaré sobre las fases del olvido. También están muy claras y delimitadas, como ya he dicho, así para abrir boca te diré que hay una fase de agresividad con el excónyuge, después el recuerdo sólo de los buenos momentos, la temida conciencia de la soledad, obsesión por tener una nueva pareja cuanto antes… otro día quizá hable de ello, si quieres.
Stefen Gello (observación de miles de parejas divorciadas en Estados Unidos) dice que la recuperación tras una separación se alarga un mínimo de un año, y una media de 2. Consiste en una adaptación forzosa, comprensión, integración de lo ocurrido, en esforzarse en recuperar la autoestima y la autoimagen. Así que aunque seas consciente de la fase en que te encuentras, tiempo al tiempo, y ánimo.
Y para terminar, otra cosa más. El olvido es como todo, también un proceso biológico, del que se sabe mucho. También
puede producirse, y además de un modo sencillo. Lo único que se hace es imitar el proceso que ya por naturaleza puede realizar el cerebro como medio de defensa (no acceder a recuerdos dolorosos, olvidándolos).
En esto sí me voy a mojar. Ya me planteé esta cuestión cuando vi “
Olvídate de mí” (Eternal sunshine of the spotless mind). Y otra cuestión: supón que conoces a alguien y fracasáis en vuestra relación. Supón que a consecuencia de ello lo pasáis muy mal y decidís olvidaros mutuamente mediante métodos científicos. Supongamos que volvéis a conoceros (y por supuesto no os acordáis de que ya fracasasteis ni de nada relacionado con aquella relación) ¿Volveréis a fracasar? Yo creo que
no necesariamente, porque cada vez estoy más convencido de que el éxito o fracaso es producto del AZAR, o al menos de una cantidad tan grande de factores que no pueden cuantificarse ni controlarse, ni mucho menos repetirse.
Cariño, nadie muere por el desamor, al final todo se supera, con tiempo, quizá distancia, mejor o peor, pero se supera. Y si borras tus recuerdos ya no serás tú, serás otra persona. Y al final todo lo malo que pueda ocurrirte tiene un significado, es una condición necesaria que ha de cumplirse para llegar a donde tienes que llegar, a tu yo presente plenamente feliz.
Yo no tomaría la pastilla, aunque muchas veces, en momentos concretos sí he deseado tenerla a mano con toda el alma, y quizá en un futuro, como la tenga a mano, en un arranque de ira lo haga, y encuentre un alivio pasajero. Y tú, ¿la tomarías?
Claudio ::
jueves, 4 de agosto de 2005 a las 7:04 p. m. ::

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