miércoles, 25 de enero de 2006

Mi yo del futuro

Como iba diciendo, en el examen del FIR uno puede encontrarse a todo tipo de especímenes optando a una vida mejor. A mí la primera vez que me presenté me derrumbó ver a una mujer de cuarentaypico, rodeada de todos nosotros que de media no llegamos a los treinta (por ahora). Este año, que era mi tercera vez, también me encontré con los antiguos compis de Facultad, la mayoría de los cuales ya sólo veo de convocatoria en convocatoria. Están los que además son becarios y buscan la oportunidad de dejar de ser precarios, los que preparan la tesis, los lamentables como yo que se están dedicando en exclusiva a estudiar, los que se presentan por primera vez y los que se ve a leguas que van a aprobar. Por ejemplo, antes de entrar estuve hablando con un chico del que comenté algo ya en este blog. Le conocí en Abril o Mayo, y sólo unos minutos hablando con él y ya sabía yo que iba a aprobar. Y si no, ya os contaré.
Este año también estuve hablando con una chica que decía que provenía también de una empresa de programación, que había estado en Madrid y al final resultó que conoce a una excompañera de trabajo mía... qué cosas.
Y bueno, en esta ocasión quien más llamó mi atención fue un hombre. Al principio no llamó mucho mi atención (ni siquiera porque desentonara con sus cerca de cincuenta años con respecto a los demás) sino porque al ponerse al lado de mí inmediatamente llegó su... aroma. ¿Habéis notado a qué huele tu hermano/a cuando vuelve a casa un domingo por la noche después de pasarse todo el día de cervecitas? Pues este tipo no sólo olía a saco, sino que se le veía en la cara que estaba contento, en contraste con las caras de corderos degollados que los demás gastábamos. Si es que tenía esa sonrisita típica de borrachín, que no viene a cuento... a mi me recordó al mítico Silvio.
Pues eso, se lo comenté a mi hermano. Era la viva imagen de mi futuro. Viejo, solo, borracho... y presentándome al FIR a los cincuentaypico.

PD. Muchas veces me gustaría no ser tan sensible. Cada vez me convenzo más y más de que la insensibilidad, como la ignorancia, dan la felicidad.

Claudio :: miércoles, 25 de enero de 2006 a las 10:20 p. m. :: 2 comentario(s)

-------------------------------------




Estadisticas Estadísticas