viernes, 14 de julio de 2006
La capilla de todas las almas ( y III)

Al día siguiente, de nuevo madrugón espectacular para continuar adecuados al horario británico. De nuevo
black coffee y mucha
coke para remediarlo y listos. En eso del desayuno quizá debería haberme aventurado y probar lo único quizá digno de mención de la gastronomía británica. Pero qué quieres que te diga, me cuesta mucho meterme entre pecho y espalda un huevo frito con salchichas a las 8 de la mañana... Y no es que tuvieran mala pinta los
full breakfast, a las 2 de la tarde no los habría perdonado. Quizá la próxima vez.
Pues bien, en esta ocasión empezaríamos la ruta en la Catedral de San Pablo,
la catedral famosa donde se casaron el príncipe Carlos con Diana. Resumiendo: en cuanto entras, a la izquierda, La capilla de todas las Almas, donde puedes rezar un rato. Yo estuve sólo de pasada, mientras sacábamos las entradas, pero es cierto que en aquel momento había una pequeña misa. En la planta baja, se nota que el templo se usa a menudo como sala de concierto, con su coro, órgano y una acústica impresionante.
Tras subir 259 escalones, te acercas a la cúpula. En ella, digno de mención los impresionantes frescos pintados en ella (enormes) y la "Galería de los Susurros", que no es más que la base de la cúpula, donde por medio de unos orificios en la pared interconectados, puedes comunicarte con otra persona que se sitúe hasta a 32 metros...
Lo más interesante, a mi parecer, son las vistas de Londres que puedes divisar desde dos puntos: la Galería de Piedra (otros 378 escalones) y la Galería Dorada (530 escalones más). Además todo el camino está plagado de pasillos muy empinados y estrechos, muy chulos.
En cuanto a las vistas que ofrece la galería superior, es realmente impresionante (con lo que me gusta a mí eso) :)
Y no olvidemos que en la catedral hay varias obras de arte interesantes, así como tumbas de personajes insignes como el Almirante Nelson (el que nos la
metió doblá en Trafalgar), el Duque de Wellington (vencedor en la batalla de Waterloo) o Christopher Wren, el arquitecto que diseñó la catedral en 1676. Y magníficos científicos como Alexander Fleming (descubridor de la Penicilina).
A continuación nos fuimos en busca del
puente famoso, el Tower Bridge. Después tendríamos oportunidad de verlo mejor...
Y es que decidimos hacer una ruta turística en bus. Por un precio más o menos razonable teniendo en cuenta lo que es Londres, te permite hacer una ruta turística por toda la ciudad con guía (digital) incluída, y si quieres también puedes hacer un pequeño recorrido en un barquito por el Támesis.
Yo creo que fue una gran idea, porque así te enteras de pequeños detalles que de otro modo seguramente no te enterarías. Hicimos parada obligada en Buckingham Palace, para ver los típicos soldaditos de la guardia real haciendo los relevos y tal (muy gracioso) y el monumento dedicado a la Reina Victoria.

De nuevo la predilección por las figuras doradas (también presentes alrededor del palacio, como ya conté) A mí la vista que más me gustó fue ésta, y en particular la parte señalada. Me pareció una figura muy poderosa, con el pelo cayendo sobre la cara con todo su cuerpo compungido... y como tendría oportunidad de descubrir aquella noche, muy reveladora...
Para los más frikis, estuvimos en el número 221B de Baker Street, allá donde la señora Hudson hospedó a Sherlock Holmes con su fiel amigo el Doctor Watson. Como sabréis, en esa dirección existe un museo dedicado al personaje de Arthur C. Doyle.
Después del atracón de información, vino muy bien el paseo por el Támesis, fresquitos y relajados, que el cansancio ya empezaba a hacer mella. Lo que más me sorprendió fue que a orillas del río hay algunas zonas así como "preparadas". Hay incluso algunas casas con puertas que dan hacia el río. Desconozco si habrá valientes que se bañen, pero desde luego tiene toda la pinta. Incluso vi un edificio que tenía una zodiac colgada...
Pues eso, el viajecito está chulo porque te permite ver estupendamente el London Bridge y el Tower Bridge, así como vistas poco usuales de la ciudad.
Ya cansados y habiendo visto todo aquello que más interés nos suscitaba, nos perdimos por algunos barrios castizos de la ciudad. Es curiosa la disposición de las casas más antiguas de la ciudad, con esos semisótanos tan típicos... cómo a pocos metros de distancia puedes ver un edificio centenario o una gran construcción de vanguardia.
Digno de mención: El barrio de Notting Hill, donde los sábados se ubica el mecadillo de antigüedades de Portobello Road. Si quieres antigüedades y recuerdos originales, éste es el lugar ideal.
Después de la caminata, las compras de regalitos y demás, se decidió cenar por asentimiento en un restaurante libanés llamado
Beity. A mí, como me encanta la comida internacional, pues nada, estupendo. Realmente estupendo.
Estando en el restaurante, y ya de camino echándonos unas risas y unas fotos, lo típico, me asaltó una terrible duda. ¿Qué hacía un tipo impecablemente trajeado y engominado, solo, cenando en muy malas condiciones etílicas, con la cabeza entre los brazos, sobre la mesa? ¿Una ciudad como Londres, una noche como aquella, en la que todo el mundo rugía al son del partido de fútbol (el mundial)? Una postura que me recordó a aquella que había visto y que me gustó tanto de la estatua de la Reina Victoria frente al palacio de Buckingham...
Ninguno de mis interlocutores supo darme una razón. Pero yo lo tengo claro; incluso en una ciudad como Londres, los hombres son hombres, y ni siquiera el dinero, los trajes, la gomina o los restaurantes caros te salvan.
La razón tenía que ser una mujer :)
Después de cenar pasamos por un garito al que le eché el ojo la noche anterior, ya que salían de él sonidos de salsa y demás, y parecía que era un sitio típico de baile. Así que bajamos a echar un vistazo pero... (la madre que parío el
furbo) estaba muerto. Nos contó el encargado que en efecto era una sala de baile, a la que solía acudir parejas entre las 11 y las 12, pero como había partido del mundial esa noche, la cosa se retrasaría... Así que en otra ocasión sería. Tenía yo interés por ver qué nivel de baile había por esos lares. Recuerdo que cuando empecé las clases de bailes de salón había algunas inglesas y alemanas, y nunca tuvieron fama de ser grandes bailarinas latinas...
Así que ¿qué lugar más típico que un pub? Cervecita, mesitas acogedoras con velitas (que
inteligentemente inutilicé tratando de encenderla) la típica campanita... y a las 12 en la puta calle. Hay que decir que se estaba bien allí, la decoración y el ambiente era igualito igualito que cualquier pub irlandés de éstos que hay en nuestro país... ¿o es al revés?
Eso sí, aquí en España no cierran tan pronto, joder.
Pues sí, amiguitos, nuestro viaje ya tocaba a su irremediable fin. Tan sólo un tren, una despedida, una espera y un avión me separaban ya de Sevilla y mi monótono día a día. En la espera en el aeropuerto aproveché también para investigar en la gastronomía británica (sin comentarios) y para deshacerme de las monedas que no podría ya cambiar, también en las
bebidas. Un recuerdo más.
Tras la despedida, una última
cutreconversación
in inglich con una amable señora que quería ponerse MI cinturón en el avión. Al menos fue simpática y me ofreció comida y bebida :)
Pero yo ya estaba demasiado cansado, así que apoyé mi cabeza entre las nubes y me dormí.
El límite de las islas británicas, a una altitud de unos 8000 m. A esta altura, el horizonte se aleja de ti de los 4 km habituales hasta los 320 Km, con lo que (casi) podrías ver Sevilla y Madrid a la vez. Seguramente lo más lejos del horizonte que estarás jamás.
Craso error. Estuve así cerca de 2 horas, con un lío ya de horarios y un sueño retrasado, con lo que me desperté con un dolor de cabeza que duró 3 días.
Al llegar al aeropuerto, cuando tropezaba con alguien se escapaba aún un "
sorry", hasta la novena o décima vez que ya empiezas a acostumbrarte a decir de nuevo "
perdona pisha".

Y al llegar a casa, un poco más envejecido, con más recuerdos en la maleta pero, como siempre tras un viaje, más persona que antes, abres el correo y los 52 mensajes sin leer te recuerdan que en tu ausencia todo sigue su curso, y que nada te espera ya a que vuelvas.
Pd-Agradecimientos. A mis compis de viaje. Uno por ser un máquina que hizo de estupendo guía, gracias al cual nos dio tiempo de ver todo lo que vimos y sin cuyos consejos a lo mejor estaría yo todavía en Liverpool Street tratando de llegar a Bayswater. Otro por ser un magnífico compi de habitación con quien eché unas risas estupendas. Y la última (y no por ello menos importante) por ser quien me propuso viajar a las tierras de
Chespi.
Claudio ::
viernes, 14 de julio de 2006 a las 5:27 p. m. ::

-------------------------------------