lunes, 1 de octubre de 2007

La Navaja de Occam

Ya comenté una vez que en ciertas ocasiones la solución es tan tan obvia que ni nos planteamos que sea la correcta, simplemente porque de obvia que es ni siquiera nos paramos en ella, contradiciendo claramente La Navaja de Occam, que precisamente dice que la solución más sencilla es la correcta.

Y es que incluso para sistemas tan complejos (debido a sus infinitos grados de libertad) como son las mujeres, gracias a la Ciencia se le puede otorgar cierto orden, y si bien Freud necesitó toda su vida y finalmente no consiguió comprenderlas, el amigo Guillermo de Occam en determinadas ocasiones sí que da una explicación satisfactoria a su comportamiento.

Situaciones en las que aparentemente no hay solución al comportamiento, o uno acaba por darlo por caso perdido o atribuyéndolo al principio "es que las mujeres son muy complicadas" también conocido como "cuando dicen no, quieren decir tal vez ":

Ehsétera, ehsétera, ehsétera...

Amiguitos, hay que aplicar la Navaja de Occam, que aunque parezca mentira, también funciona en estos casos. Hay veces en que la solución está ahí delante, es muy simple. A lo mejor la explicación tiene tan sólo dos palabras:

Por él.

∀ él ≠ ti

Claudio :: lunes, 1 de octubre de 2007 a las 11:28 p. m. :: 2 comentario(s)

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