Para el sábado, después de una "dura" semana de trabajo, quedadas y frío, mucho frío, habíamos decidido irnos de fiesta a un pequeño pueblecito de Luxemburgo llamado Bech, a escasos 26 Km de la capital. La cosa era que uno de mis compis del curso estaba invitado a la fiesta de despedida que daba una amiga suya de allí, con motivo de su inminente viaje a Nicaragua por cuestiones de su trabajo conectado con las relaciones internacionales. La verdad es que pintaba muy bien el plan, porque nos permitiría conocer la capital del país, y en la fiesta conocer a un montón de gente de todas partes, ya que precisamente por su trabajo la amiga de mi compi se relaciona con personas de todo el mundo. Así pues el sábado alquilamos un coche tirado de precio (un Audi A3, animalito) y emprendimos viaje al país vecino a través de más de 400 Km de carreteras y parajes nevados.
Por el camino no hacías más que ver carteles de la ciudad famosa de las salchichas y de las ciudades del equipo de furbo famoso
Luxemburgo
La buena noticia es que en las famosas autopistas autobahn no hay límite de velocidad, así que corriendo un poquito con la 6ª marcha del coche, se planta uno allí casi sin darse cuenta. (En la foto, aunque no se vea bien precisamente por la velocidad, el cuentakilómetros marca 199 Km/h legalmente alcanzados) Así pues tuve la oportunidad de visitar fugazmente la capital de Luxemburgo por unas horas y después dirigirnos a la fiesta. Para la ocasión, se había alquilado un chalet que sirve de recepción/cocina en un camping, con la ventaja de que anexo a la casita estaban los baños y varios cuartos con literas para en cuanto termináramos la fiesta, irnos a dormir. Realmente acertamos con este plan, porque en la fiesta lo pasamos de escándalo, y realmente conocimos gente de lo más variado e interesante. Mi libreta de notas ya echaba humo de tanto recopilar historias de tanta gente que se había dado cita por allí. Al margen de la gente a la que no pude saludar y de nosotros mismos (gaditano, valenciano, madrileño de origen germano-chileno y canadiense de origen vietnamita), supe que había gente de Japón, una italiana que trabajaba en Bruselas, una mejicana originaria de Monterrey que trabajaba como intérprete en París, togoleses, un español informático que se ha quedado en paro y ha decidido hacer las américas (muy buena persona, por cierto), luxemburgueses también excelentes personas que trabajaron en Méjico por un tiempo o que tienen una novia española y que por tanto conocen el país... Y sorprendentemente muchos de ellos también se interesaron por nuestra insignificante historia; les parecía curioso encontrar españoles y canadienses en Luxemburgo que estaban de paso por cuestiones de trabajo en Alemania...
Los togoleses hay que reconocer que animaron el cotarro muy bien, pero nosotros después nos vengamos y pusimos Fito dos o tres veces
Y las vistas del Luxemburgo profundo también estaban la mar de bien...
Con tanta gente y tanto de que hablar, hubo un excelente ambiente de hermandad absolutamente inolvidable de esos que te marcan y una vez más te hacen sentir afortunado. Y en lo estrictamente lúdico, hay que admitir que los togoleses supieron animar el cotarro en un momento dado que les dio por sacar las percusiones y hacernos cantar a todos al son de sus canciones populares. Pero después, hablando con el madrileño informático, me dice:
-Tío, ya verás como al final todo el mundo se va y sólo quedamos los de siempre, los españoles borrachos terminando el güisqui y el ron. De hecho yo creo que ya va pegando poner un poquito de Héroes, o de Fito... -Buf, por la cara, ahora lo que pegaría sería su poquito de Fito...
Efectivamente, todos se fueron y sólo quedamos los españoles, aunque la música se acabó por problemas técnicos; incluso nuestra amiga canadiense se fue a dormir. Por suerte, a esas horas ya habíamos puesto dos o tres canciones de Fito, que a más de 2000 Km de Sevilla entra igual de bien a última hora de la noche.
Propinilla: En estos días, como cazador también de músicas allá a donde voy, la canción estrella de esta búsqueda en Alemania es sin duda ésta, que está pegando muy fuerte en el país; la oyes a todas horas en la tele, en la radio del coche, en la bolera... A mí me mola, y la letra viene muy bien pa todo esto, con su punteao de guitarra y todo. (Amy McDonald, This is the life)
Gaditano afincado en Sevilla, opositor Técnico Electromédico de día; músico, pensador, escritor e ideólogo de noche. Cuenta la leyenda que es licenciado en Física y que probó suerte en el mundo de la consultoría, pero tales extremos nunca se han llegado a demostrar. Neurótico y en continua contradicción, su máxima aspiración es la de encontrar la belleza, la felicidad absoluta y el equilibrio interior.