lunes, 1 de junio de 2009
New York City

Finalmente pude cumplir el sueño de visitar la gran manzana, aunque sólo fuera por un fin de semana (y vaya finde). En la primera semana de mi estancia en US pude conocer al amigo A, peruano con ciudadanía norteamericana desde hace unos diez años y que se convertiría en mi compañero de viaje a Nueva York.
Hay que reconocer que enseguida hice buenas migas con los compis latinos con más facilidad que con los americanos, pero yo creo que fue por nuestro carácter más extrovertido. Con los compis de clase americanos fui a un partido de beísbol y poco más, porque aunque todos eran muy majos y había muy buen rollo en clase, aparte de eso lo que más les molaba era estar en algún bar bebiendo cerveza y por supuesto viendo béisbol o baloncesto, mientras que con los latinos podía darme mis garbeos, ir a restaurantes, visitar pubs, viajar...
Total, que con el amigo A. enseguida conecté, y surgió la idea de hacer algún viaje el siguiente fin de semana. Yo ya había pensado en ir a Washington DC ya que apenas había unas 3 horas largas en coche y era un viaje muy recomendado, pero como los dos estábamos interesados en conocer Nueva York enseguida nos pusimos manos a la obra para prepararlo todo.
Yo desde el principio fui más partidario de buscarnos un vuelo para recorrer los 800 Km que nos separaban de Manhattan, pero mi compi me sugirió, ya que mi coche de alquiler estaba estupendamente (y salía de balde :) ) hacer el viaje en plan
road movie y compartir horas de conducción y gasto de gasolina. Aunque al principio me costó aceptar la proposición, después lo pensé mejor; podríamos ver más lugares y paisajes y como A. me dijo, "
el propio viaje va a ser ya una aventura en sí", así que me busqué canales de música country en la radio y puse a punto el GPS que había comprado la semana anterior. Con el hotel tuvimos mucha suerte. Quedamos el martes por la noche en el
lobby del hotel y después de currarlo un poco, conseguimos alojamiento en pleno Manhattan, en una perpendicular a Broadway, por 50$ la noche...
Las primeras 4 horas de conducción fueron mías, así que la segunda mitad del viaje de ida lo pasé básicamente durmiendo, hasta que al despertar estábamos ya en Nueva Jersey. La primera imagen que se clavó a hierro fue justo al salir del túnel de Lincoln, a eso de las 3 de la mañana... unos rascacielos que apenas podías adivinar malamente que estaban ahí si no fuera por algunas luces que aún quedaban encendidas aleatoriamente.

Y sí... haciendo honor a eso que dicen que Nueva York nunca duerme, a esa hora todavía había ambiente, lo cual no está mal para ser América. Ahora, a esta gente las quería ver yo en España, que salir hasta las 7 de la mañana (o las doce del mediodía, si se tercia) acaba siendo un factor que luego ellos mismos aprecian en nosotros :)
Desayuno americano con chocolate caliente, avena, huevos revueltos, tortitas con sirope, patatas aderezadas...
BroadwayY de la ciudad, pues qué decir; increíble. Tanto que ver, tanta gente distinta que conocer, tanto que vivir... Entre mi amigo peruano y yo nos montamos un plan de viaje que nos salió redondo; nos permitió apreciar los aspectos más interesantes de la ciudad y además vivirla también en aspectos no tan conocidos pero igualmente llamativos. Aparte de la increíble arquitectura, de sus rascacielos que parecen curvarse cuando son vistos desde abajo y que al principio te pueden llegar a marear igual que cuando te metes en una cabina o una mampara de ducha por primera vez, la conocimos también en sus aspectos culinarios (fue en Nueva York donde únicamente me decidí a tomar un desayuno auténticamente americano) y en los aspectos de sus gentes, de su noche... Fue por la noche, en un bareto llamado "The rum house" (¿qué mejor sitio para pasar la noche para alguien como yo? :) ), mientras escuchábamos soul en directo que mi amigo en un momento me dijo algo así como:
En el Empire State Building mirando hacia donde antiguamente se levantaban las torres gemelas
Times Square
- Ay, viejo, acabo de darme cuenta de que estoy aquí, en Nueva York, a las 3 de la mañana y que estoy pasándomelo genial en la noche...Es curioso, porque fue en este momento cuando yo me di cuenta de eso mismo, y es que últimamente lo paso tan bien y en tantos sitios distintos que en ese momento concreto no era muy consciente de que realmente estaba en Nueva York. En este bareto, en una perpendicular a Broadway muy cerquita del hotel y del restaurante español en el que cenamos (donde introduje a mi amigo en los grandes placeres de las tapas) nos hicimos coleguitas del barman (un buen hombre de origen dominicano que servía ron con sifón), de un cantante con voz de tenor que cantaba allí todas las noches y de un extraño hombre totalmente calvo que iba con su mujer, muy borracho, y que nos empezó a invitar a copas una tras otra (fue por eso que pillamos un pedo vergonzosamente escandaloso). Según nos contaba, era un hombre inmensamente rico, que había conseguido su fortuna a base de trabajar duramente, no en vano era sábado y había trabajado todo el día, y al día siguiente domingo (cogorza mediante) también tendría que trabajar.
El domingo también continuamos con el intercambio gastronómico-cultural y mi amigo me llevó a comer a un restaurante peruano, en un barrio de los llamados "pobres" (barrio con casas pequeñas, antiguas que a mí me recordó a la típica barriada de ciudad, como en la que viví varios años en Cádiz). Allí pude probar platos la mar de interesantes y desconocidos por aquí como el
ceviche de pesacado, que curiosamente es pescado crudo macerado en limón (realmente lima) y sal.
Hay mucho que vivir, ver y sentir en Nueva York. En algún momento, creo que fue en Times Square, tuve la misma sensación que sentí la primera vez que estuve en Madrid. No sé por qué, pero tuve la certeza de que algún día volvería, quizá por trabajo, quizá no. El caso es que tuve la certeza de que no sería la última vez que estaría allí, y algún día tendría la oportunidad de conocer mejor todo aquello. Cuando me pasó en Madrid, no tenía razones para pensarlo, pero simplemente, sin explicación en aquel momento, se cumplió. ¿Volverá a cumplirse?
A la vuelta, sabiendo que Washington DC estaba en la ruta de nuestro viaje, aprovechamos para hacer pleno y pasar unas horas en la ciudad. Desde luego, al margen de las fotos que nos hicimos, tomamos nota para la próxima vez.
El George Washington Monument visto desde las rejas de la Casa Blanca
Claudio ::
lunes, 1 de junio de 2009 a las 12:41 a. m. ::

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