lunes, 10 de junio de 2013

La geometría de las emociones



Subir estas escaleras para dar clase es muy distinto que subirlas para ir a hacer un examen. Ya hablé de ello hace un tiempo refiriéndome a aquel hotel, es la geometría emocional.Un mismo lugar se percibe de forma distinta según el estado de ánimo que se tenga en el momento de visitar ese lugar.

Hoy vuelvo a estas escaleras, al pasillo que lleva a la biblioteca o a la puerta de entrada del aula, pero lo percibo todo de forma distinta, porque soy yo quien va a dar una clase, y no a hacer un examen. Es más, me apetece, tengo ganas de hacerlo, me hace ilusión. Es una forma de cerrar el círculo, devolver los conocimientos que es esta misma aula recibí en su momento, en estas paredes que me dieron tanto y a la vez tanto me quitaron.

En estos mismos pasillos que ahora percibo con indiferencia y en su día con dolor, también amé. Y me amaron. Mucho. Paso por la misma puerta en donde me esperaban antes de entrar a clase para un último beso, y ahora esa puerta no me dice nada.
Y es que como contaba en aquella entrada, donde se ve claramente esto que digo; un mismo hotel puede ser una tortura cuando te alojas porque estás en un trabajo que realmente odias, puede ser un lugar de ensueño cuando amas en él y puede volver a ser una tortura cuando te trae recuerdos de quien ya no te ama.

¿Qué vendrá después? No lo sé. Lo que sé es que ante ello sólo te queda una opción, y es alejarte de la fuente de tu dolor.

Alejarte de la fuente de tu dolor.

Alejarte de la fuente.

De tu dolor.

Claudio :: lunes, 10 de junio de 2013 a las 8:55 p. m. :: 0 comentario(s)

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