No soy dado a hacer balance de año en enero ni en septiembre, para eso soy un poco peculiar: o no hago balances de ningún tipo o los hago en fechas poco señaladas. Para esta ocasión sí que me estaba preparando, puesto que unas de las condiciones que me auto-impuse el año pasado para aceptar-continuar con este trabajo era que haciendo cuentas a los 12 y los 24 meses los resultados debían ser positivos, y si no debería tener la misma sangre fría que ya tuve en su momento para mandar a paseo a los susodichos. Y espero que aunque pasen más de 2 años no pierda nunca esa capacidad de refrigerar mihumor circulatorio, puesto que sigo pensando que es lo que te da la libertad. Todo esto se debe, en parte a que en mi anterior curro en Mierdatel aprendí un par de lecciones importantes, e igualmente aplicables en otros aspectos vitales (sobre todo la primera), a saber:
1ª) No importa lo bien que estés en una situación dada; la única forma objetiva de ver si realmente estás bien o por el contrario estás cegado (sea por la razón que sea) y no ves que tu vida es una mierda es analizar la situación bajo tres condiciones:
En relación a otras situaciones, no se puede medir tu estado de bienestar de modo "absoluto".
A lo largo de un período dado de tiempo, cuanto más extenso mejor; no se puede medir la felicidad "instantánea".
Principio de incertidumbre. No se puede hacer medidas fiables de una situación estando involucrado en ella. Sólo puedes medir tu felicidad en situaciones pasadas, cerradas y acotadas, en otras personas, en otro "yo" (con la consecuente posible pérdida de exactitud en tus observaciones) o prefijando los factores observables antes de que supieras que te ibas a ver involucrado en la situación que quieres medir. También se puede pedir ayuda a terceras personas, pero el sistema es poco práctico y además corres el riesgo de llegar a conclusiones falsas por falsos positivos (mentiras piadosas) y/o que te tachen de desequilibrado mental :)
2ª) En toda situación existe un momento cero en el cual se te abren los ojos y te das cuenta de que todo lo bien que estabas era un reflejo de tu ceguera, debida a que el cerebro inicia mecanismos de autodefensa consistentes en hacerte creer que estas de puta madre cuando en realidad tu vida es una puta mierda. En mi caso, en Mierdatel fue un año.
Así pues ideé mis famosos Coeficientes de Calidad ⊂ de Claudio {⊂1, ⊂2, ⊂3, ⊂4,...., ⊂n}. Ya conté en alguna ocasión eso de que a veces los científicos se ven en la tesitura de hacer un descubrimiento que va en contra de sus convicciones y tener que rendirse a las evidencias de las pruebas científicas. De hecho cuando diseñé estos coeficientes nunca pensé que darían resultados tan positivos para mí. Y no sé si eso es bueno o es malo. ¿No habré conseguido definirlos correctamente y en realidad estoy cegado y no veo que mi vida es una mierda, o pronto lo será?
El caso es que haciendo balance de éste mi primer año de curro obtengo resultados inmejorables que hasta me dan miedo, y en todos los sentidos. Tampoco vamos a ser exagerados, es evidente que también tiene sus peculiaridades negativas, pero en mi caso y por el momento, o bien se ven sobradamente compensadas por los aspectos positivos, o realmente no son negativos porque encajan perfectamente con mi forma de ser o bien he conseguido compensarlo por otro lado ( y hasta ahí puedo leer).
Sin aburrir al personal,
Aspectos puramente profesionales. Como dije alguna vez, todas las sorpresas que me llevo son positivas. He tenido suerte una y otra vez en el día a día y en decisiones en las que he estado como objetivo. Los equipos en los que poco a poco (se supone) me voy especializando cada vez me gustan más. Además he tenido la suerte de no involucrarme con equipos más sensibles que requieren más dedicación (marrones). Ya he estado en algún acelerador, alguna resonancia magnética y si todo sigue bien, me voy a dedicar tanto a resonancia como a TAC en un futuro. En el equipo que ahora más he de manejar (el de la aventura en USA) se pueden obtener imágenes como ésta que mola cantidad:
En el aspecto socio-vital, pensando todo lo que me ha pasado en apenas un año puedo resolver que todo va increíblemente bien. Pienso en la cantidad de kilómetros recorridos (literalmente por tierra, aire y mar), ciudades conocidas, países explorados, nuevos sabores-olores-sensaciones registrados, gente de tantas partes conocidas, correos-fotos-historias-fiestas en lugares inmejorables recopiladas y hasta me da vértigo, parece que es la vida de otra persona.
Ahora también por mar, como demuestra la imagen y la velocidad del gepeese
Y no sólo en el extranjero; hay veces que ya que me mandan a sitios tan dispares, procuro ver el lado positivo de estar en esos sitios y fijarme en cosas que a lo mejor sería más lógico fijarse como turista, y no como profesional. La verdad. Con la recopilación de fotos que estoy haciendo se podría hacer hasta una exposición temática.
Aunque parezca que no, a veces también trabajo en sitios donde desayunar es un gustazo
"En la inmensidad de los pasillos"
Pon a prueba tu ingenio. En una sala de hemodinámica hay almacenados catéteres de distinto diámetro, longitud y curvatura, estentes, material estéril, gasas, alcohol... ¿serías capaz de ver lo que sobra? Ayuda: la etiqueta no sobra: debería estar. Me gustaría pensar que los vasos de plástico son para administrar contraste por vía oral a los pacientes; si no fuera porque no se usan contrastes orales en salas de hemodinámica...
Pasta. Éste era el aspecto que más curiosidad me inspiraba y el que más sorpresa me ha supuesto a la hora de estudiar. Después de la lamentable experiencia anterior, no sé por qué pensaba que aquí pasaría más de lo mismo, a saber: te digo en la entrevista que te voy a pagar X, y una vez que firmes ya veremos lo que cobras, que normalmente será un X multiplicado por un factor k∈(0,1) (pa ti y pa mí siempre acaban pagándote menos de lo que te prometen en la entrevista, respaldándose en que ya has firmado un contrato donde ponen que te pagaran "lo estipulado en el convenio colectivo vigente" y no la cifra exacta). Sorprendentemente, en este caso, hago las cuentas y veo que he cobrado un 75% más de la cifra exacta que sí que viene en mi contrato y de lo cual no me hablaron en la entrevista ¿? Benditas dietas y plus de kilometraje, ar que l'inventó bía que ponehle un monumento, pare. Y lo más triste: ese 75% extra "inesperado" ya es un 27% superior a todo lo que cobraba en un año en Mierdatel.
Total, que como digo y cruzando los dedos para que siga siendo así (o al menos yo lo perciba de este modo) por mucho tiempo, el balance de los 12 meses es muy positivo, y sigo con ese gusanillo de querer seguir sabiendo qué más va a pasar. Y por suerte hay buen rollito por ahí y por allá; aunque se pasa mucho tiempo solo, no se tiene esa percepción gracias al teléfono y demás, y en las ocasiones en que nos encontramos los colegas hay una camaradería perfecta. En algunos sitios ya también me conocen y me quieren, particularmente hay uno que me gusta mucho aquí en Sevilla, en un ambulatorio, donde todas las TER son mujeres ya casadas con sus hijos y demás, pero que cada vez que voy me arman la revolución. El otro día fui después de casi 6 meses y me quedé grogui con el comentario de una de ellas. Pero más aún porque lo dijo de una manera que me hizo creer que de veras pensaba lo que decía y no era sólo un cumplido. Me quedé sin palabras, no se me ocurría ningún cumplido a la altura para ellas. "Ay Claudio parece que el tiempo va al revés, parece que estás más joven que la última vez." Ahora estoy en plan Benjamin Button; lo malo es que mi oportunidad más viable de ir por la vida de maduro interesante aún debe esperar porque no doy la talla.
Finalmente pude cumplir el sueño de visitar la gran manzana, aunque sólo fuera por un fin de semana (y vaya finde). En la primera semana de mi estancia en US pude conocer al amigo A, peruano con ciudadanía norteamericana desde hace unos diez años y que se convertiría en mi compañero de viaje a Nueva York. Hay que reconocer que enseguida hice buenas migas con los compis latinos con más facilidad que con los americanos, pero yo creo que fue por nuestro carácter más extrovertido. Con los compis de clase americanos fui a un partido de beísbol y poco más, porque aunque todos eran muy majos y había muy buen rollo en clase, aparte de eso lo que más les molaba era estar en algún bar bebiendo cerveza y por supuesto viendo béisbol o baloncesto, mientras que con los latinos podía darme mis garbeos, ir a restaurantes, visitar pubs, viajar... Total, que con el amigo A. enseguida conecté, y surgió la idea de hacer algún viaje el siguiente fin de semana. Yo ya había pensado en ir a Washington DC ya que apenas había unas 3 horas largas en coche y era un viaje muy recomendado, pero como los dos estábamos interesados en conocer Nueva York enseguida nos pusimos manos a la obra para prepararlo todo. Yo desde el principio fui más partidario de buscarnos un vuelo para recorrer los 800 Km que nos separaban de Manhattan, pero mi compi me sugirió, ya que mi coche de alquiler estaba estupendamente (y salía de balde :) ) hacer el viaje en plan road movie y compartir horas de conducción y gasto de gasolina. Aunque al principio me costó aceptar la proposición, después lo pensé mejor; podríamos ver más lugares y paisajes y como A. me dijo, "el propio viaje va a ser ya una aventura en sí", así que me busqué canales de música country en la radio y puse a punto el GPS que había comprado la semana anterior. Con el hotel tuvimos mucha suerte. Quedamos el martes por la noche en el lobby del hotel y después de currarlo un poco, conseguimos alojamiento en pleno Manhattan, en una perpendicular a Broadway, por 50$ la noche... Las primeras 4 horas de conducción fueron mías, así que la segunda mitad del viaje de ida lo pasé básicamente durmiendo, hasta que al despertar estábamos ya en Nueva Jersey. La primera imagen que se clavó a hierro fue justo al salir del túnel de Lincoln, a eso de las 3 de la mañana... unos rascacielos que apenas podías adivinar malamente que estaban ahí si no fuera por algunas luces que aún quedaban encendidas aleatoriamente.
Y sí... haciendo honor a eso que dicen que Nueva York nunca duerme, a esa hora todavía había ambiente, lo cual no está mal para ser América. Ahora, a esta gente las quería ver yo en España, que salir hasta las 7 de la mañana (o las doce del mediodía, si se tercia) acaba siendo un factor que luego ellos mismos aprecian en nosotros :)
Desayuno americano con chocolate caliente, avena, huevos revueltos, tortitas con sirope, patatas aderezadas...
Broadway
Y de la ciudad, pues qué decir; increíble. Tanto que ver, tanta gente distinta que conocer, tanto que vivir... Entre mi amigo peruano y yo nos montamos un plan de viaje que nos salió redondo; nos permitió apreciar los aspectos más interesantes de la ciudad y además vivirla también en aspectos no tan conocidos pero igualmente llamativos. Aparte de la increíble arquitectura, de sus rascacielos que parecen curvarse cuando son vistos desde abajo y que al principio te pueden llegar a marear igual que cuando te metes en una cabina o una mampara de ducha por primera vez, la conocimos también en sus aspectos culinarios (fue en Nueva York donde únicamente me decidí a tomar un desayuno auténticamente americano) y en los aspectos de sus gentes, de su noche... Fue por la noche, en un bareto llamado "The rum house" (¿qué mejor sitio para pasar la noche para alguien como yo? :) ), mientras escuchábamos soul en directo que mi amigo en un momento me dijo algo así como:
En el Empire State Building mirando hacia donde antiguamente se levantaban las torres gemelas
Times Square
- Ay, viejo, acabo de darme cuenta de que estoy aquí, en Nueva York, a las 3 de la mañana y que estoy pasándomelo genial en la noche... Es curioso, porque fue en este momento cuando yo me di cuenta de eso mismo, y es que últimamente lo paso tan bien y en tantos sitios distintos que en ese momento concreto no era muy consciente de que realmente estaba en Nueva York. En este bareto, en una perpendicular a Broadway muy cerquita del hotel y del restaurante español en el que cenamos (donde introduje a mi amigo en los grandes placeres de las tapas) nos hicimos coleguitas del barman (un buen hombre de origen dominicano que servía ron con sifón), de un cantante con voz de tenor que cantaba allí todas las noches y de un extraño hombre totalmente calvo que iba con su mujer, muy borracho, y que nos empezó a invitar a copas una tras otra (fue por eso que pillamos un pedo vergonzosamente escandaloso). Según nos contaba, era un hombre inmensamente rico, que había conseguido su fortuna a base de trabajar duramente, no en vano era sábado y había trabajado todo el día, y al día siguiente domingo (cogorza mediante) también tendría que trabajar. El domingo también continuamos con el intercambio gastronómico-cultural y mi amigo me llevó a comer a un restaurante peruano, en un barrio de los llamados "pobres" (barrio con casas pequeñas, antiguas que a mí me recordó a la típica barriada de ciudad, como en la que viví varios años en Cádiz). Allí pude probar platos la mar de interesantes y desconocidos por aquí como el ceviche de pesacado, que curiosamente es pescado crudo macerado en limón (realmente lima) y sal. Hay mucho que vivir, ver y sentir en Nueva York. En algún momento, creo que fue en Times Square, tuve la misma sensación que sentí la primera vez que estuve en Madrid. No sé por qué, pero tuve la certeza de que algún día volvería, quizá por trabajo, quizá no. El caso es que tuve la certeza de que no sería la última vez que estaría allí, y algún día tendría la oportunidad de conocer mejor todo aquello. Cuando me pasó en Madrid, no tenía razones para pensarlo, pero simplemente, sin explicación en aquel momento, se cumplió. ¿Volverá a cumplirse? A la vuelta, sabiendo que Washington DC estaba en la ruta de nuestro viaje, aprovechamos para hacer pleno y pasar unas horas en la ciudad. Desde luego, al margen de las fotos que nos hicimos, tomamos nota para la próxima vez.
El George Washington Monument visto desde las rejas de la Casa Blanca
Gaditano afincado en Sevilla, opositor Técnico Electromédico de día; músico, pensador, escritor e ideólogo de noche. Cuenta la leyenda que es licenciado en Física y que probó suerte en el mundo de la consultoría, pero tales extremos nunca se han llegado a demostrar. Neurótico y en continua contradicción, su máxima aspiración es la de encontrar la belleza, la felicidad absoluta y el equilibrio interior.